Borrar

Delibes perdurable

Sábado, 17 de octubre 2020, 05:00

Comenta

Era un bicho raro, al menos infrecuente. Cristiano viejo pero que abominó de los autos de fe (“El hereje”); monógamo fiel, a cascaporro, (él llamaba ... a Ángeles “mi equilibrio”), novia, esposa, única mujer en su vida (“Señora de rojo sobre fondo gris”); su “credo”, consistente en “revitalizar los valores humanos, hoy en crisis, y restablecer las relaciones hombre-naturaleza en un plano de concordia” (y del hombre con las bestias, como el profeta Isaías hablando de un monte donde bajen a beber juntos el lobo y la oveja); sus éxitos literarios, desde “Mi idolatrado hijo Sisi”, que a cualquiera envanecerían, no lograron hacer de aquel castellano sobrio un engreído, ni cambiar de amigos, ni de bicicleta, ni de gorra, ni de ciudad; en Valladolid, sorteando las tijeras de la censura, y en lo que llamó “postrada Castilla”, permaneció desoyendo los cantos de sirena de Madrid; que inició su discurso de ingreso en la Real Academia advirtiendo que su frac era más bien un disfraz, que él era poco académico, y que -siendo recibido en el templo de la palabra-, cometía errores gramaticales (aludiendo a sus leismos y laismos); autor que -a diferencia de quienes hacen de ventrilocuos-, deja hablar a sus personajes, de un realismo extraordinario, y con su propio lenguaje o léxico, de suerte que cuando una empleada del hogar dialoga con otra (“La hoja roja”), añade al final ese “maja” que todos hemos escuchado; y cuando un inocente como Azarías acaricia a una grajilla, le dice enternecido, como una plegaria, “¡milana bonita!” (él confesó que el lenguaje no era suyo, “es del pueblo, lo tomo prestado”). En fin, un hombre cabal -en Salamanca diríamos lígrimo-, auténtico, que cercana su muerte, cuando se le había ya “saltado la cuerda, como a los coches de los niños”, reconoció: “He sido fiel a un periódico, una novia, unos amigos, a mi pasión por la caza. Lo mismo que hacía de chico lo he hecho de mayor, con mayor perfeccionamiento, con mayor sensibilidad, con mayor mala leche...”.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Alberto Estella. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Delibes perdurable