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Haber dejado la política en manos de merluzos y vividores solo trae lo que ha traído: un país en retirada y con una parte de la población sometida y, la otra, escandalizada, paralizada ante esta bacanal de despropósitos. Con esta situación, me pareció estupendo y hasta terapéutico que irrumpiera en la acomodada y desajustada política española un partido como Vox, pues un poco de “pimienta” le vendría bien a un país que ha caído en casi todos los vicios contrarios a la democracia y a su Constitución garante. Empiezo a creer que me equivoqué.

En la misma línea creí, y así lo he defendido públicamente, que la entrada de Vox en los gobiernos era necesaria. Y a Castilla y León le tocó abrir pista con la coalición, para mí del todo natural, PP-Vox. A Mañueco no le quedó otra y Vox al fin se tiró al ruedo tras años de verlos y criticarlos desde la barrera. Perfecto, dos partidos democráticos e ideológicamente afines, juntos y sin complejos. Empiezo a creer que me equivoqué... Y todo por un vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, que debería empezar a aprender a pensar antes de hablar, pues cada vez que este niño abre la boca es para soltar alguna boutade, alguna barbaridad que le viene de perlas a la izquierda y a su desgastado grito de “vienen los fachas”.

Cuando Vox decidió apostar por García-Gallardo como su candidato a la Junta, me dije, “madre mía, cómo estará el mercado que para tan alto puesto haya que elegir a un jovenzuelo sin recorrido alguno”, pero bueno, siempre hay que dar un voto de confianza y quizá el muchacho resultara ser un diamante sin pulir, un Ayuso castellano... Ni soñarlo, ni diamantes ni Ayusos, era un simple chaval de Burgos que pasaba por una sede de Vox y se afilió. García-Gallardo lleva cuatro días en el Gobierno regional y con sus ya habituales incontinencias verbales no ha hecho más que encender polémicas estériles, incomodar a sus socios, y crear mucha incertidumbre con sus salidas de tono. ¿Realmente Vox es un partido serio y ahormado?, empiezo a tener mis dudas, pues más que a mejorar la gestión, que era lo prometido, parece que hemos venido a reventar el Gobierno desde dentro megáfono en mano y con todos los clichés del momento: feminismo, igualdad, autonomía, discapacidad, aborto... No falta nada ni nadie, y así el mozo ha conseguido enfadar y poner en guardia a todo el mundo. Empiezo a creer que me equivoqué.

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