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Arrimadizos

Sábado, 3 de octubre 2020, 05:00

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Me lo contó un viejo letrado. En tiempos del cuplé se celebraba un juicio en la Audiencia de Salamanca, y correspondía interrogar a la víctima ... de un navajazo durante una riña tumultuaria. El presidente preguntó a la buena mujer por su nombre y apellidos – quizás Motos, Salazar...-, pero cuando llegó al estado civil, la testigo ignoraba que era aquello y se encogió de hombros. La aclararon “que si es usted soltera, casada...”. La contestación fue: “Estoy arrimá”. A lo que el presidente, en pleno nacional-catolicismo, apostilló: “Eso no es un estado civil, sino un estado muy lamentable”. Cuando le preguntaron si la puñalada había sido en la reyerta, precisó: “No, señor Juez, entre la reyerta y el ombligo”. Bautizó el aparato genital femenino de un modo elocuente, aunque Camilo José Cela no lo recoge en su Diccionario Secreto. El Nobel murió obsesionado sin averiguar el origen del famoso dicho, de que algo se parece “al coño de la Bernarda” cuando hay un barullo (conocí los correos cruzados con su asesor, el salmantino y querido amigo Manolo García Ibáñez, que murió igualmente sin desentrañar el origen).

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