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¡Aquellos Viernes Santos!

Viernes, 19 de abril 2019, 05:00

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El Viernes Santo de mi infancia comenzaba en la práctica el Jueves Santo, poco antes de la medianoche, cuando los monaguillos salíamos con las carracas ... por las calles del pueblo convocando a “la hora santa”, uno de los actos religiosos más importantes de estos días y que venía a ser, más o menos, como un sermón de 60 minutos, en el que el oficiante se despachaba a conciencia. En esos años el oficiante no era el cura del pueblo, sino alguien que venía de fuera y se encargaba de todas las celebraciones de la Semana Santa. Después había que irse a la cama pronto, porque a primerísima hora, las siete o las ocho de la mañana, tocaba volver a salir con las carracas, uno de los símbolos de esas jornadas durante aquella época, para convocar al Vía Crucis. Luego la iglesia seguía abierta, con el monumento expuesto, y se organizaban turnos por parejas para que siempre hubiese alguien rezando.

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