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A menudo me pregunto por la situación de los embalses en la provincia de Salamanca. Ciertamente a lo largo de las últimas décadas han sido pocos los momentos en los que el farolillo rojo se ha encendido. Desde que se construyeron embalses como el de Santa Teresa, las famosas crecidas del Tormes no han supuesto un problema salvo contadas excepciones. La regulación del líquido elemento ha supuesto un antes y un después. Sin embargo, son muchos los municipios que llegando el verano han necesitado del esfuerzo de la Diputación a través de aquellos camiones cisterna que este verano han vuelto a reaparecer con mayor intensidad.

Son la punta del iceberg, los camiones cisterna, porque el cambio climático es ya una realidad, vemos cómo en otras regiones pasamos del calor desértico a las precipitaciones descontroladas en cuestión de horas, pero ahora, no nos engañemos, el agua se está convirtiendo en un bien escaso. En octubre, viendo el nivel de captación en mínimos, no puede ser otra cosa que una mala noticia. La pregunta ahora es ¿qué cantidad de agua necesitamos para el consumo humano? Y acto seguido, qué pasa con el regadío, el campo, los animales. Son preguntas sin respuesta, esperamos las precipitaciones cuanto antes porque sin agua seguiremos pagando más cara nuestra vida. Lo de los carburantes puede ser una pantomima frente a la escasez de agua. Así pues, a la espera de precipitaciones, debemos tomarlo en serio. Me vienen recuerdos sobre la marcha cuando en verano llegaban a sus casas de acogida pequeños saharauis, su cara de sorpresa al abrir un grifo y ver correr el agua. Para estos pequeños, esto era magia, para estos niños, ver una piscina era un milagro. Pues bien, esto es lo que nos espera y lo que debemos hacer es interiorizar cada uno y cada cual, que el agua potable se agota, que se debe economizar, que no se debe malgastar. Aún a estas alturas de 2022, hay quienes afirman que la subida de carburantes no les afecta porque siempre cargan cincuenta euros en su depósito. En fin, quitémonos la venda porque la situación está en vías de empeorar, este trimestre será clave para saber si se mantiene la inflación, si suben los precios de los carburantes con el encendido de calderas comunitarias o si los cortes de agua pasarán a ser una normalidad como ya ocurre en muchos puntos del planeta. Podemos aportar nuestro granito de arena y divulgar también que la escasez de agua potable es una realidad cada día más palpable. Vemos ya embalses, pantanos y acuíferos y solo vemos sequedad y desolación. Confiemos en las precipitaciones y nevadas de otoño-invierno porque de otra forma vendrán tiempos aún más complicados para todos. Es la realidad con la que nos encontramos.

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