Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Estimada Inés, quiero pedirte disculpas en nombre de todos los charros que poblamos esta bendita tierra. La actitud que tuvieron hacia ti en el campamento de Aldeadurero no representa la manera de ser de nuestras gentes. Una confidencia entre tú y yo; procuramos que ese tipo de personas que te encontraste en el campamento no entre en la provincia, pero siempre se nos cuela algún elemento subversivo. Por favor, tú ven cuando quieras, tienes las puertas abiertas.

Por el contrario le hemos cerrado las puertas a la monitora, esa que después de que tu madre le pidiera expresamente que no dijera nada inconveniente a los amigos del campamento va y suelta en mitad del autobús; “vuestra compañera tiene una discapacidad y espero que hagáis lo posible por cuidarla”. Sí señor, todo tacto, empatía, sensibilidad, discreción y comprensión (nótese el sarcasmo). Así respondió a la confianza que tus padres habían depositado en ella, haciendo justo lo contrario de lo que se le pidió.

Inés, da gracias por los padres que tienes, otros no pueden presumir de ello, como es el caso de tus compañeras de habitación. A las gallinas cluecas de sus madres les faltó tiempo para, tras la primera queja de sus princesas, poner el grito en el cielo exigiendo que te despachasen y les adjudicasen una habitación para ellas solas. Para colmo de males las mamis tenían su propia justificación; sus retoños van todo el año a un colegio de integración y llegado el verano querían desconectar. Por lo visto ahora también se puede desconectar de los valores.

¿Eso cómo se traga, señoras? Durante todo el año eres progre, guay y enrollado pero ¿cuando estás de vacaciones tienes carta blanca para pisar cabezas? Muy puestas en eso de la integración no las veo. Me huelo que sus vástagos han sacado un estrepitoso suspenso en la asignatura de Cívica y Ética.

La triste realidad es que vivimos en España, masa madre de hipócritas, cuna de cainitas y manantial de hidalgos. Culpar a las niñas sería digno de inoperantes pues sólo replicaron lo que ven en casa. De la puerta para fuera todo sonrisas, buen feeling e integración pero de la puerta para adentro que no me molesten. Los diferentes en su sitio y nosotros en el nuestro. Pero sin que se note, que luego nos etiquetan.

A mí esto de que traten de pisar a quienes no se pueden defender es que me ulcera los hígados. Querida Inés; no tengo superpoderes, ni capa, pero tengo esta columna y puedo sacarle los colores —si aún les queda vergüenza, que lo dudo— a unos cuantos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios