113

Estaba construido sobre una parcela de 5.122 m2, de ellos 1.789 cubiertos, siendo el resto de la finca patios, huertos y paseos. Su estructura consistía en un paralelogramo con un patio central, galerías y naves en los laterales que llevaban adosadas las construcciones accesorias.

Ya en 1914 eran deplorables las condiciones sanitarias para el destino que se le había dado, con los 200 enfermos hacinados en un solo bloque, sin poder efectuar su clasificación y aislamiento, permaneciendo ociosos la mayoría del tiempo y vagando por los patios. La falta de aire para ventilación en todo el recinto por las altas tapias circundantes y la carencia de ejercicio físico, fueron depauperando la salud de los asilados alcanzando unas tasas de mortalidad superiores a las de otros establecimientos similares y por el contrario más bajas en las tasas de recuperación.

Se planteó construir un nuevo Manicomio y se abrió un concurso de aportación de terrenos idóneos para un nuevo emplazamiento, oídos los médicos de la beneficencia y el arquitecto provincial. Se aceptaron los terrenos del Prado de Valdetejares, ofrecidos por el Ayuntamiento tejareño, solicitando el 9 de marzo de 1915 la certificación del acuerdo y el día 10 dándole 15 días para que otorgue escrituras de los terrenos cedidos. El 17 la comisión correspondiente aprobaba las bases para el concurso de proyectos entre arquitectos nacionales y el 30 se acuerda el pliego de condiciones del muro de cerramiento.

Se otorga la escritura de cesión de terrenos a la Diputación ya en el verano de 1917. Pero el 10 de octubre de ese mismo año, tras una sesión borrascosa y una acalorada discusión entre los nuevos diputados, que han tomado posesión de sus cargos en esos días, en decisión insólita, por el cambio de criterio de muchos de ellos que repiten, se revoca el acuerdo por 10 votos contra 4 y se devuelven al Ayuntamiento de Tejares los terrenos cedidos, con lo que se desiste de la construcción del nuevo Manicomio y se continúa haciendo endémico el problema, solamente paliado en una pequeña parte cuando en 1932 se construye una cerca incorporando terrenos inmediatos para el paseo de los enfermos, se amplían los dormitorios y algunas dependencias, se aumentan las instalaciones sanitarias y se acondicionan los baños, para tratamientos hidroterápicos.

“El 113” se llamó a la Casa de los Locos, porque era el número que le correspondía, cuando se creó en el Paseo del Espolón, que desde 1912 se denomina paseo de Canalejas. Acoge en la actualidad los estudios del Instituto Universitario de Ciencias de la Educación, heredero de la antigua Escuela Normal de Maestros que se inauguró el 10 de octubre de 1842, en la antigua Hospedería del Colegio Viejo en la Plaza de Anaya.

En 1950 se tomó la decisión de construir en el barrio de la Vega un nuevo Hospital Psiquiátrico y dieron comienzo las obras en 1954, prestando sus servicios hasta 2008, siendo demolido en 2013.