Borrar
Sikko, con las 'cabras bombero' que pastoreó durante años.
HISTORIAS DE CAMPO

El fracaso de las «cabras bombero»

Sikko, el holandés jubilado que cumplía su sueño de pastorear por El Payo, se dedica ya a ser pensionista y vendió el ganado. En Robleda quedan 30 cabras y fuera de este proyecto

Susana Magdaleno

Salamanca

Jueves, 21 de agosto 2025, 19:01

Comenta

El proyecto de cabras bombero se quedó en un sueño. Benjamín Gómez, ganadero que asumió el reto de llevar una explotación de este tipo en Robleda, finalmente ha acabado con la venta de las cabras, salvo una partida de 30 que las conserva casi por capricho. Tiene claro que «no es rentable» tener cabras y no es fácil vivir de un proyecto así. «O es algo que tienes montado de atrás, o no es posible», señala. En su caso, lo que le llevó a vender la mayoría de las cabras fue una subida del precio del pienso. Al final también buscando producción había apostado por las cabras de Florida, que dan más leche pero que al final necesitan también más pienso. Tenía unas 200 y aún así, y lo que le ofrecía el proyecto «cabras bombero», necesitaba otro trabajos para vivir.

El proyecto de «cabras bombero» lo puso en marcha la Junta de Castilla y León en el año 2008. Consistía en dotar a lo pueblos que tienen alta superficie de montes de naves para guardar cabras y que estas se cedieran o alquilaran a un precio simbólico a personas dispuestas a apostar por esto animales, con el compromiso de pastorearlos para limpiar así la maleza.

Robleda fue uno de los que se acogió. En un principio, disfrutó de la nave un ganadero que terminó dejándolo también por escasa rentabilidad. Influyó que las cabras son animales con menos ayudas de la PAC que las vacas o las ovejas.

Entre Peñaparda y El Payo, otro pueblo con amplia superficie de monte y donde se produjo este pasado fin de semana el incendio, la primera experiencia de «cabras bombero» fracasó por una enfermedad de los animales, que lo terminó haciendo inviable. Después asumió el proyecto un holandés jubilado, Sikko, que encontró en esa zona su «paraíso» para poder disfrutar de la ganadería y elaborar quesos. Profesor jubilado, tenía 64 años cuando asumió el proyecto en 2019. Ahora, vive ya en Sierra de Gata y de lo que disfruta es de ser pensionista. Vendió las cabras a un ganadero de Ciudad Rodrigo y olvidó también su quesería y ese sueño de convertir a esa zona en la suiza de los quesos. En lugar de pasear, le gustaba pastorear. Buscaba también encontrar la rentabilidad entre la venta de quesos y de cabritos. Al final las «cabras bombero» las sostenía en parte con su pensión.

En Fuenteguinaldo, también se construyó una nave para el ganado y un vecino compró 300 cabras para pastorearlas, pero una enfermedad mermó también su ganado y no pudo seguir adelante. Tenía también el inconveniente de que tenía que llevar la leche a Cáceres porque no estaba dentro de las rutas de recogida.

En los pueblos donde hubo cabras se reconoce que son animales que dejaban limpio el monte a su paso, y en esos lugares las vacas no encuentran el alimento que sí tienen con otro tipo de árboles.

«Los proyectos de «cabras bombero no fueron bien en Fuenteguinaldo, Martiago, Peñaparda y Robleda, y lo dije», asegura el alcalde de este último municipio, José Luis Varas. «Es un ganado que no da dinero y no deja un día libre y lo mínimo para que alguien se meta es que pueda mantener a una familia. O se crea una línea de ayudas directas, por ejemplo a través de Medio Ambiente, o es imposible».

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El fracaso de las «cabras bombero»

El fracaso de las «cabras bombero»