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Edificio del que se precipitaron dos hermanas mellizas el viernes E.P.
Las causas del peligroso aumento de los suicidios de adolescentes en España

Las causas del peligroso aumento de los suicidios de adolescentes en España

Este colectivo ha incrementado un 250% sus consultas a psicólogos en los últimos cuatro años

Sábado, 20 de mayo 2023, 15:21

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En los últimos meses estamos asistiendo a un aumento en el número de suicidios e intento de quitarse de nuestros jóvenes. Aunque aún está muy lejos de las cifras que se conocen en adultos, en los últimos cinco meses se han conocido dos casos de hermanas -en febrero dos gemelas de 12 años en Sallent (Cataluña) y, este viernes, en Oviedo (Asturias) dos mellizas también de 12 años- que se han quitado la vida en el mismo momento. Se trata de una situación dramática que mantiene en alerta a los expertos. ¿Qué está sucediendo?

Junibel Lancho es psicóloga clínica, directora clínica del Hospital de día Lajman, donde trata a personas con trastornos mentales graves, y desde hace cuatro años se dedica a la prevención del suicidio. Alerta de que en este colectivo han aumentado hasta un 250% las consultas en psiquiatría de los jóvenes, pero también los suicidios y los intentos de suicidio.

En una entrevista asegura que, de acuerdo con los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes a 2021, están aumentando especialmente las cifras en el caso de los niños entre 7 y 14 años, ya que en 2021 pasaron a ser 22 fallecidos, cuando el año anterior se contabilizaron 7; y 300 suicidios entre adolescentes entre 15 y 29 años.

Esta especialista, que precisamente creó la Asociación La Barandilla, el primer teléfono contra el suicidio coordinado por psicólogos en toda España, subraya que desde la pandemia estas cifras están aumentando, «producto de la crisis vivida» en estos años que, al no haber tenido herramientas suficientes, como una buena base para la gestión de sus emociones o de la adversidad, están aumentando estos problemas de depresión, o de intento de suicidio. «Si una depresión no se coge a tiempo puede haber intentos autolíticos o ya consumados», avisa.

Reconoce que cuando un chaval decide quitarse la vida lo primero que hay de base es un sufrimiento de soledad o aislamiento, un dolor continuado, depresión, así como los cambios comportamentales (estar más irritados, o agresividad), empezar con el consumo de alcohol o de cannabis, así como la adicción a redes sociales.

En este contexto, alerta de que la adolescencia representa un periodo de crisis para los menores, en el que son frecuentes los pensamientos contradictorios, o por ejemplo las hormonas revolucionadas, y una etapa en la que empiezan a integrarse en grupos con los que socializan y donde la relación con sus padres no suele ser la más fluída.

El problema de las autolesiones

«Dentro del mundo de afectos se encontrarían la tristeza, la baja autoestima, el bajo concepto de sí mismos, la frustración, o por ejemplo las autolesiones», confirma Lancho, con motivo de la publicación de 'No puedo con tanto dolor' (La Esfera de los Libros).

Y es que, resalta que los adolescentes tienen un déficit de capacidad de gestión emocional que les provoca no saber manejar su proceso evolutivo de una manera sana, pudiéndoles llevar a conductas suicidas.

Cuando se autolesionan varias veces, según prosigue, dice que los jóvenes pasan por un sufrimiento que no saben cómo expresar y se intentan hacer daño porque no sabe cómo gestionar esas emociones de rabia, de impotencia, con la que los jóvenes no están preparados para lidiar.

«Se trata de emociones normales de la vida. Todos pasaremos por ellas, pero en este momento, después de la pandemia, y durante la misma, se ha intentado medicalizar mucho las emociones normales por las que pasa un ser humano y ahí es donde está el error. Si desde la infancia empezamos a trabajar con los niños y después trabajamos todo ese mundo de inteligencia emocional y todas aquellas circunstancias que les pueden venir sobre todo en crisis de adolescencia, no tendríamos todos estos problemas que estamos teniendo», advierte Junibel Lancho.

Por eso ahora también se intenta, según defiende esta profesional, que el que el Gobierno ponga en los colegios la figura de psicólogo escolar, que se quitó hace años, y ahora solo existe la del orientador: «Con esta figura del psicólogo escolar se podría sobre todo gestionar bien que estos niños y adolescentes no tengan estos problemas de salud mental y estos se puedan detectar a tiempo».

El problemas de las redes sociales

Con ello, la directora clínica del Hospital de día Lajman pone en valor en este contexto la enorme influencia de las redes sociales de los jóvenes: «Estamos en la sociedad de lo inmediato, del 'aquí y ahora mismo', y todo esto les hace que su identidad la construyan de forma errónea, desde la no realidad».

Lamenta que en las redes se reflejan cuerpos perfectos e irreales, que en muchos casos los jóvenes intentan emular, al tiempo que remarca que también estamos en la época em que los adolescentes buscan a esos referentes que no son reales y que encuentran en las redes sociales.

«Desde ahí construyes una deficiente identidad que te lleva ese efecto de depender, de fragilidad, y de volver cuando no eres como los demás, como los que salen en las redes sociales. Entonces, aparecen la frustración y la impotencia y de ahí el sufrimiento porque no eres igual que lo que ves en las redes sociales, y crea mucho dolor, sufrimiento y ambigüedad, sobre todo cuando el cerebro no está preparado para admitir o gestionar todo ese contenido que aparece en ellas», describe Lancho.

Desde ahí alerta igualmente de que en muchas ocasiones las redes sociales pueden generar adicción en los jóvenes, con TIC que son realmente perjudiciales para su salud mental, con referentes que para nada deberían serlo y sí sus tutores, padres, profesores, o tíos, personas de referencia: «En vez de ir a un adulto de referencia no tienen esos vínculos en la sociedad en la que viven y se vuelcan en las redes sociales, que en esto son negativas, aunque pueden ser positivas en otros sentidos».

Qué podemos hacer desde las familias

Desde las familias y desde abajo, desde la infancia, durante los primeros años de vida, esta psicóloga destaca la importancia de crear buenos vínculos y un buen apego, de forma que estos niños puedan ser resilientes el día de mañana y un adulto con pocos trastornos mentales o que sepan lidiar con lo que la vida y las crisis nos traen.

«El que les cuidemos no solo es llevarles al médico, o darles la comida, sino que les cuidemos en darles afecto, cariño, escucharles, en que sepan ellos ponerles los límites, que sepan a lo que se enfrentan, porque si no la vida se los pondrá. La cuestión es esa, acompañarles y desde la ternura, que no significa que poner límites y disciplina sea no quererles, sino que es educarles y quererles para que el día de mañana sean fuertes y resilientes y sepan gestionar las emociones del día de mañana», agrega.

Ya de adolescentes aconseja permitirles el que expresen sus emociones, validarlas, pero también escucharles en aquello que nos cuenten y no desmerecer lo que es importante para ellos, como por ejemplo el haber tenido un conflicto con un amigo, «validar lo que ellos sienten o piensan y que puedan hacerlo sin juicios ni críticas por parte de los progenitores».

En último lugar, Junibel Lancho hace hincapié en la necesidad de que si ellos ven que alguien de su entorno no está bien, o incluso ellos mismos, que pidan ayuda: «Siempre del suicidio se sale, de la depresión también, pero con ayuda de profesionales».

Insiste en que los jóvenes no deben tener miedo de expresar lo que sienten, y si ven que a un compañero de clase le puede suceder algo, mantiene comportamientos que demuestran que no está bien, o que no es el mismo chaval que hace un par de meses, porque está más cabizbajo, irritable, falta horas de clase, por ejemplo, es conveniente que los chicos de alrededor se lo digan al tutor y a la figura de referencia.

«Siempre decirles que no tengan miedo en expresarlo porque si no se convertirá en problema más grave y siempre hay ayuda. Todo tiene solución, pero con ayuda del adulto y del profesional», concluye esta psicóloga clínica

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