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E. P.
Madrid
Lunes, 5 de mayo 2025, 18:33
La guerra comercial impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un giro inesperado hacia la industria cinematográfica. En un mensaje publicado en su red Truth Social, Trump anunció que impondrá un arancel del 100% a todas las películas producidas fuera del país que se estrenen en Estados Unidos. Justificó esta decisión argumentando que las producciones extranjeras representan una «amenaza a la seguridad nacional», ya que, según él, promueven «mensajes y propaganda» y empujan a cineastas estadounidenses a trabajar fuera del país.
La reacción no se ha hecho esperar. En declaraciones al medio especializado Deadline, productores, ejecutivos y expertos de la industria calificaron la medida de «inviable», «confusa» y «perjudicial» tanto para estudios como para plataformas de streaming. Un productor británico se preguntó: «¿James Cameron ya no podrá rodar Avatar fuera de EE.UU.? ¿Quién pagará estos aranceles?».
El impacto sería especialmente severo para las plataformas de streaming, que se apoyan en un modelo global de producción y distribución. Según un agente internacional, la medida «podría dejar fuera del mercado estadounidense a muchas producciones filmadas en el extranjero» e incluso provocar la retirada de títulos ya disponibles.
Desde el punto de vista económico, ejecutivos advierten que la imposición de aranceles podría elevar aún más los costes de producción y reducir la cantidad de contenido producido, afectando directamente a empleos en todos los niveles de la industria. «Las producciones de bajo y medio presupuesto desaparecerán», alertó un productor.
El anuncio llega en un momento sensible: a pocos días del arranque del Festival de Cannes. Una productora estadounidense señaló que «solo la posibilidad de este arancel ya está afectando las ventas en el mercado internacional», y que podría hacer que compradores se echen atrás ante la incertidumbre sobre la distribución en Estados Unidos.
Gobiernos de varios países también han salido al paso. Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido han expresado su preocupación y prometido defender sus industrias audiovisuales. Caroline Dinenage, presidenta del Comité de Cultura del Parlamento británico, criticó la medida por «desincentivar la inversión de empresas estadounidenses en territorio británico».
En casa, la medida tampoco ha sido bien recibida. Gavin Newsom, gobernador de California, cuestionó la legalidad del anuncio y afirmó que Trump no tiene autoridad para imponer tales aranceles bajo la legislación vigente. Newsom, además, planea reforzar los incentivos fiscales para atraer rodajes al estado, proponiendo un fondo anual de 750 millones de dólares.
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