Como LeBron James y Bronny en la NBA: el padre y el hijo que hacen historia en Futormes

El mundo del baloncesto se llevaba las manos a la cabeza en el comienzo de esta temporada al ver como LeBron (39 años) y Bronny (20 años) James hacían historia en la NBA al ser el primer padre e hijo en compartir pista, sin embargo, no hay que cruzar el charco para disfrutar de una historia similar ya que la portería del Mesón Capotín, que compite en la 4ª División de Fútbol Sala de Futormes, está defendida por padre e hijo.

A sus 41 años, Francisco José López Jiménez disfruta de uno de los mayores regalos de la vida, compartir vestuario con su primogénito, y además, lo hacen defendiendo la misma parcela, la portería. «Como padre se me cae la baba. Tener la oportunidad de jugar con mi propio hijo a mis 41 años es algo maravilloso», inicia Francisco José. Y es que, después de toda una vida unido al mundo del fútbol al binomio extremeño le surgía la posibilidad de recalar en el Mesón Capotín de Futormes. «En mi caso empecé a jugar al fútbol con 3 años en mi pueblo (Puebla de la Calzada) y debo reconocer que, aunque al principio jugaba de defensa fue ver a mi padre en la portería y decir: Quiero ser portero», cuenta José María López Gallego, hijo de Francisco. A la hora de hablar el uno del otro, sus voces se entrecortan y dan muestra del maravilloso dúo que brillan tanto dentro como fuera del campo. «Mi padre es mi referente, imagínate tener a un padre del cual puedes disfrutar jugando a su lado, la verdad es un ejemplo donde mirar», a lo que añade la figura paterna: «Lo intento siempre aconsejar porque son 41 años y la mayoría de ellos bajo los palos, y al final como cualquier padre quiero que me supere».

Este pasado verano sus respectivos teléfonos sonaban con una oferta detrás, ser cancerberos en un conjunto de Futormes. «Era una ilusión que teníamos los dos, no sé si habrá muchos padres e hijos jugando con el mismo equipo y en la misma posición, pero para nosotros es un recuerdo imborrable». Además, la apuesta está saliendo a la perfección porque el equipo está ubicado en la segunda posición y es el segundo equipo menos goleado de la competición. Buena parte de la culpa reside en la gran química que existe entre ambos, y cómo la figura paternal resta presión al joven portero. «En fútbol sala no hay un portero titular como tal y jugamos media parte cada uno, pero, yo le tengo dicho que si le veo bien y él se encuentra mejor no tengo problema en ver todo el partido desde el banquillo. Con la edad que tengo él puede llegar mucho más lejos», cuenta Francisco. «Hay que darle gracias a Dios por dejarnos cumplir estos sueños tan bonitos, así lo sentimos y así lo vivimos como familia», concluyen.

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