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El bibliotecario Eduardo Hernández inspecciona el volumen del “Arte de ajedrez” en la Biblioteca de la Universidad. FOTOS: ALMEIDA

La Biblia del ajedrez está en Salamanca

Hace 525 años, un estudiante de Salamanca de buena posición recopiló y actualizó las reglas del ajedrez publicando el tratado más antiguo que se conserva de este popular deporte. El incunable de Lucena “Arte de ajedrez con ciento cincuenta juegos de partido” es la referencia histórica de los ajedrecistas, y ha atraído a la Biblioteca General Histórica de la Universidad a los campeones del mundo

Lunes, 24 de octubre 2022, 01:12

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Salamanca se entrega desde esta semana a los duelos entre blancas y negras en los 64 escaques del tablero. La celebración de la V edición del Festival “Salamanca cuna de ajedrez moderno”, con la presencia de Grandes Maestros internacionales, recuerda la importancia de la capital charra en la historia de este juego de estrategia. Aquí se imprimió hace 525 años el que está considerado el gran tratado sobre el ajedrez, escrito por Luis de Lucena.

La importancia de esta obra, de la que se conserva un ejemplar en la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, radica en que el autor, estudiante por entonces de la Universidad, sistematiza en una pequeña introducción las reglas del ajedrez moderno que, además de dotar de mayor movilidad al alfil, introduce como principal novedad a la reina como la figura más poderosa del tablero. Esa nueva pieza, ágil y poderosa - algunos dicen que se inspiró en la Reina Isabel la Católica, aunque no está confirmado- vino a sustituir a otra vieja pieza de menos juego: el alfarje.

Pese a la trascendencia que su obra ha acumulado hasta nuestros días, se sabe realmente poco de Luis de Lucena, y la mayoría de los datos que han llegado de él hasta nuestros días los revela el propio autor en la primera página de su libro. Era estudiante de la Universidad de Salamanca e hijo ilegítimo del protonotario y embajador de los Reyes Católicos Juan Ramírez de Lucena. Descendiente de una familia de judíos conversos y con una buena posición social, el estudiante dedicó el libro al infante don Juan, primogénito de Isabel y Fernando. (“... no tanto yo movido por la semejante ambición cuanto deseoso de servir a vuestra serenísima Alteza”, escribe). En este sentido, se ha apuntado que tal vez Lucena y su familia pretendían granjearse sus favores y hacer méritos para acceder a la Corte. Don Juan precisamente fallecería en Salamanca en 1497. Por ese motivo, los estudiosos apuntan a que el libro puso ser publicado ese mismo año o el anterior.

En la presentación de la obra, Lucena revela también que, pese a su juventud, en el año en que publicó su libro ya había tenido oportunidad de viajar por Francia e Italia. Algunos autores han llegado a vincularlo con el grupo de amigos de Fernando de Rojas, autor de “La Celestina”, y hay quien se lanzó a aventurar que el escritor se habría inspirado en Lucena para componer el personaje protagonista de Calixto.

La impresión

La imprenta había llegado a Salamanca entre 1479 y 1480. Los primeros incunables salmantinos (impresos antes de 1500) están vinculados a la Universidad y a la figura de Antonio de Nebrija. “Como era de esperar, la imprenta tuvo muy buena acogida en Salamanca”, apunta Margarita Becedas, filóloga y directora desde 1998 de la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, quien estima que se conocen unas 170 ediciones diferentes impresas en el siglo XVI. “De hecho, Salamanca tiene la imprenta incunable, junto a Sevilla, más prolífica de España”.

Dos talleres trabajaban fundamentalmente en Salamanca en los albores de la imprenta. El más prolífico fue el vinculado al propio Nebrija, el que regentaba Juan de Porras y su familia. Sin embargo, el incunable “Repetición de Amores y Arte de ajedrez...”, salió del taller perteneciente a una sociedad que formaron el alemán Leonardo Hutz y el impresor navarro Lope Sanz, que trabajaron en Salamanca entre 1496 y 1497. De ellos se conocen 12 ediciones, entre ellas, la de la obra de Lucena.

La edición del manual de ajedrez más antiguo que se conserva tiene la peculiaridad de que reúne dos pequeñas obras de temas muy distintos, pero que, según ha apuntado Becedas, “tienen en común su carácter cortesano y lúdico y que comparten una figuración de la guerra”. Junto al “Arte de Ajedrez”, el libro recoge una especie de novela sentimental con título “Repetición de amores” que parodia las repeticiones o lecciones públicas universitarias.

Ambas obras están escritas en castellano de la época. Este detalle ha sido destacado por los expertos al producirse en un entorno histórico en el que tres de cada cuatro publicaciones realizadas en Salamanca eran en latín. Para la directora de la Biblioteca Histórica, “las obras en castellano en esta época indicaban la existencia de un interés culto por escribir en lengua vulgar, por darle a la lengua de la calle un estatus de lengua escrita y formal”.

El libro de Lucena está escrito en letra gótica, y al igual que la mayor parte de los incunables, no lleva una portada como tal que reúna los datos de título, autor, impresor y fecha. Si presenta, en cambio, una semiportada que refiere, bajo la imagen de una jugada de ajedrez sobre el tablero, el título de ambas obras: “Repetición de amores y artes de ajedrez con CL juegos de partido”.

El proyecto de edición tuvo que ser costoso y bastante innovador en las letras castellanas, ya que en sus páginas se incluían numerosas xilografías (grabados sobre madera) que representan tableros de ajedrez enmarcados por tres tacos xilográficos decorados. Debajo de cada uno, precedida de una inicial adornada o del hueco para decorarla posteriormente, figura la explicación tipográfica del movimiento de las piezas.

El ejemplar del libro de Lucena que se conserva en la Universidad llegó allí procedente del Colegio Real de la Compañía de Jesús de Salamanca. Así se detalla en el exlibris manuscrito de la primera página. Se cree que debió llegar a la Biblioteca con el resto de libros procedentes de los fondos que atesoraban los jesuitas, en torno a 1770, tras la expulsión de la Compañía de Jesús.

Este volumen salmantino no incluye la parte de “Repetición de amores”: el primer catálogo de incunables de la Biblioteca, redactado en 1862, da cuenta únicamente del “Arte de ajedrez”. Si conserva, en cambio, su encuadernación original en pergamino.

La polémica

La condición singular del libro de Lucena como primer manual de ajedrez no ha estado exenta de controversia. Hay autores que defienden que las novedades en la reglamentación del juego ya estaban avanzadas en dos textos publicados en Valencia con anterioridad: Schachs d’Amor” (“Ajedrez amoroso”, 1475) y el incunable, hoy perdido “Llibre dels jochs partits dels schachs en nombre de 100” (“El libro de los juegos y partidas del ajedrez en número de 100”), publicado en 1495 por Francesch Vicent. El historiador valenciano José Antonio Garzón sostiene que fue este el primer tratado de ajedrez moderno, aunque al estar desaparecido este libro no se ha podido confirmar este origen.

Algunas hipótesis apuntan a que el impresos Hutz estuvo en Valencia, donde habría participado en el primer trabajo, y pudo traerse los tacos o los mandó copiar en Salamanca. Lo que sí parece demostrada es la influencia que tuvo la obra valenciana en la de Lucena. “El libro de Vicent debió tener éxito”, apunta Margarita Becedas, “puesto que no se conservan ejemplares, mientras que el del salmantino, del que se conocen 24 ejemplares por todo el mundo, se debió hacer una tirada larga. Algunos piensan que en torno a los 1.000 ejemplares”. De estos 24, nueve se encuentran en España y una gran parte, como el de Salamanca, ha perdido la primera obra, la “Repetición de amores”

“El camino del ajedrez”

Con ocasión del centenario del libro de Lucena, la Universidad decidió poner en marcha un gran torneo internacional para reivindicar el protagonismo de Salamanca y la institución académica en el origen del ajedrez moderno. Campeones mundiales y Grandes Maestros como Boris Spassky, Víctor Korchnoi, Maia Chiburdanidze y Judith Polgar visitaron la ciudad en los años siguientes para disputar duelos y partidas simultáneas. En la conmemoración en 2018 del VIII Centenario, Garri Kaspárov apadrinó el nacimiento del festival “Salamanca, cuna del ajedrez moderno. Y en un libro, “El camino del ajedrez” el maestro de la Federación Internacional Amador González de la Nava repasó nada menos que la historia del juego para los legos en la materia y dio a conocer al público en general la trascendencia de la figura de Lucena analizando las partidas de su libro.

“Me lo propusieron desde la Universidad y pretendí en él explicar las reglas con el mismo espíritu con el que Lucena escribió su tratado”, recuerda González de la Nava, actual director del festival “Salamanca Cuna del Ajedrez Moderno”. El maestro salmantino buceó en la época de fines del siglo XV para hacer comprender la importancia de la obra del estudiante. “En aquella época el ajedrez estaba relacionado con los ambientes cultos, cercanos a la corte y al clero. Incluso se hacían apuestas en las partidas, algo que dividía a la Iglesia entre el apoyo y las reticencias”.

“En su libro” -cuenta González de la Nava- Lucena mantiene el formato de los tratados árabes, expone las reglas del juego, ofrece consejos prácticos para la competición, analiza estrategias con el desarrollo de apertura, las tabiyas, y dedica una parte importante de su obra a explicar los problemas, los mansubat, como también había hecho el rey Alfonso X en su tratado”. El estudiante salmantino diferencia en su obra las normas del “ajedrez viejo”, que regulaba el juego hasta entonces, , y las del “ajedrez de la dama”, que contemplaba la incorporación de esta nueva y poderosa figura. “Entonces ya se estaba jugando con las nuevas reglas. Y en manuscritos posteriores publicados en París y Gotinga que se atribuyen a Lucena, completará el desarrollo de la primera obra”.

El maestro salmantino subraya que la obra de Lucena “debió influir mucho en la expansión del ajedrez en ámbitos nobles. En España la popularidad del ajedrez fue en aumento hasta Rui López, que publicó en 1561 en Alcalá de Henares el mejor tratado de la época, ‘Libro de la invención liberal y arte del juego de ajedrez”. La Biblioteca General Histórica de la de la Universidad conserva también un ejemplar de esta obra, así como del tratado del portugués Pedro Damiano, impreso en Roma en 1512 y considerado al otra gran referencia del siglo XVI en los manuales sobre ajedrez.

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