Unionistas suma tres puntos de oro en casa de Sando (0-1)
El conjunto blanquinegro se impone con un solitario tanto de Gastón a los 5 minutos de partido. Sacrificio sin balón recompensando del conjunto de Mario Simón
El Talavera vs Unionistas, que se dibujaba como un choque entre amigos, lo fue de verdad por el constante ida y vuelta que firmaron, tan del patio del recreo, en el que el conjunto de Mario Simón salió vencedor sin alharacas y con mucho pragmatismo. Los tres puntos fueron de verdadero oro, ya que sirven para coger impulso en la tabla.
Los blanquinegros encarrilaron el triunfo muy pronto. Antes que nunca este curso. Apuraba el cuarto minuto el reloj del partido cuando Olmedo se sacó un centro envenenado desde el costado derecho, a la altura de los banquillos. Más que por la comba que cogió el balón en su trayectoria hacia el área, el peligro se encontraba en cómo cayó a plomo —al césped— justo en el momento en el que Sergi Molina y Gastón Vallés forcejeaban por ver quién ganaba la acción. El bote sorprendió en la misma frontal del área pequeña al defensa talaverano y le regaló el testarazo al panzer uruguayo, que se estrenó como goleador del conjunto blanquinegro esta temporada con un frentazo al que Jaime González no pudo hacer otra cosa que aplaudir.
El gol no llegó de la nada. Unionistas no pudo hacer más en esos minutos previos al tanto. Todos indicativos de que el arranque del conjunto blanquinegro no había sido especulativo, sino a tumba abierta. Que es como también juega este Talavera, que acelera el balón, una vez superada la línea divisoria del terreno de juego, que da gusto. Pocos equipos mueven la pelota a ese ritmo en esta división de bronce.
A esa manera suya, tan particular, de atacar se agarró el conjunto de Diego Nogales con el marcador a la contra. La rabieta del gol encajado obligó a Unionistas a concentrarse en torno al área de Unai Marino para evitar que, tan pronto como llegó el gol, se esfumara la ventaja. Lo consiguió a base de bien. Los blanquinegros se defendieron como gato panza arriba y, cuando no, Unai Marino aparecía para firmar intervenciones de mucho mérito. Roig todavía sueña con el pie que sacó a bocajarro para evitar el tanto talaverano.
El paso del reloj —pero sobre todo el alto ritmo al que se jugó— hizo que la pausa apareciera como aliada de Unionistas. Con las revoluciones en el sitio en el que le hubiera gustado jugar a Mario Simón antes de que el crono marcara la media hora de juego, los blanquinegros se volvieron a asomar a la meta de Jaime González con cierto peligro. Abde —que fue la principal novedad del once de Simón, en detrimento del capitán De la Nava—, por ejemplo, se sacó un zurdazo muy escorado que el meta castellano acertó a atajar sin complicaciones. Un carrusel de córners cerró un primer acto cimentado en el fuerte inicio y, después, en un ejercicio francamente bueno de juego sin balón.
Ese guion fue el mismo en el segundo acto; aunque sin gol. Pero los dos protagonistas del tanto volvieron a encontrarse, ahora con un centro desde la línea de fondo de Olmedo que salió defectuoso —con demasiada altura— y que, esta vez, Gastón no pudo rematar cómodo.
El arreón del Talavera a continuación fue depredador. Buscó el empate sin contemplaciones. Sin embargo, la paciencia de Unai Marino fue a prueba de bombas para resistir todos y cada uno de los remates del conjunto cerámico. Hubo una parada dificilísima a un misil tierra-aire de Bilal en la que no sintió ni cosquillas.
Entre uno y otro ataque, Mario Simón movió el banquillo, renovando el ataque y la medular al completo, buscando gasolina física y que corriera el tiempo hasta certificar un triunfo que es crucial.