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O Couto es un campo clásico. Sin la mística que tienen otros recintos del entorno gallego pero sí con cierta leyenda. Sin ir más lejos, la UDS visitó este estadio en quince ocasiones a lo largo de su historia: en Segunda, en Segunda B y en Copa... Y nunca se le acabó de dar especialmente bien —7 derrotas, 4 empates y 4 victorias— pese a que la última página escrita por el conjunto blanquinegro en este escenario fue un triunfo por 0-2, con, por cierto, ya el Pato Guillén defendiendo el arco de la rúa de Serán. Entonces tenía 28 años y hoy gasta 40 el meta de Montevideo... El recinto eso sí, presentaba un aspecto bien distinto. La vieja grada de hormigón ya solo se asoma tímidamente en el único fondo que tiene un estadio que se ha sometido a un lifting considerable.
El choque no pudo empezar más galleguizado. Por el clima. Una lluvia que calaba hasta los huesos que, sin embargo, no impidió a Unionistas desenvolverse de salida como si estuviera en casa; entre otras cosas, porque el ruido ambiente del partido lo monopolizó la afición blanquinegra. Lo cierto es que el conjunto de Llácer, como es ya marca de la casa, firmó un arranque fuerte y trató de golpear primero. Y no lo consiguió porque Guillén estuvo seguro abajo para sacarle el zurdazo cruzado a Vergés. Tuvo otros tres acercamientos con más o menos peligro el equipo blanquinegro (este sábado vestido de grana y blanco) hasta que el Ourense CF, sin mucho esfuerzo, empezó a merodear el área de Iván Martínez. Primero con un cabezazo que no encontró portería de Di Renzo y después con un penalti más que discutible de Aitor Pascual sobre Sanz —el toque no pareció suficiente— superada ya la media hora de partido, en el que Iván Martínez le ganó la partida en el lanzamiento de la pena máxima a un Alberto Gil que cogió toda la carrera del mundo para tratar de superar por potencia al meta soriano; pero que no lo logró porque el guardameta le adivinó, salvador, que el chut iba abajo a su izquierda.
La euforia de no verse por debajo en el marcador no supo canalizarla luego el equipo de Llacer para hacerse con el control del balón (y del partido) en el cuarto de hora que restaba de primera mitad. Aunque tuvo una última en la cabeza de De la Nava que Gil le arrebató sobre la bocina, después de una buena acción por banda izquierda de Vergés, que firmó una primera parte serísima.
No tocó nada Llácer al paso por vestuarios. Y, sin embargo, el guion del choque cambió completamente. Unionistas salió con el cuchillo entre los dientes, que es algo muy difícil de contrarrestar para cualquier equipo, por la voracidad que se desenvuelve en ese modo. Y más si el que tiene que tratar de defenderse ante ese vendaval es el colista, que empezó a enredarse en sus propios errores hasta que acabó claudicando apenas 8 minutos después de haberse reanudado el encuentro. Justo después de que Álvaro Gómez diera una patada al aire en una acción que parecía franca, De la Nava apareció como un killer en el segundo palo para rematar la faena que había iniciado Rabadán sorprendiendo como extremo diestro y que continuó con Gorka Santamaría, con un derechazo montaraz en el primer palo que Guillén repelió a la bota del ahora pichichi salmantino con dos tantos.
Unionistas, que pudo haber decidido nadar y guardar la ropa, buscó rematar la faena con un segundo tanto. Y Jonny tuvo la sentencia a la hora de partido tras un cabezazo de palo a palo en un nuevo centro al área. Si en la primera mitad había fiado todo a la banda izquierda, en la segunda lo hizo con más acierto por el derecho con Álvaro Gómez a los mandos. Aunque curiosamente ese segundo tanto llegó por la banda contraria, que fue de donde nació el centro al área con el que Dani García puso el 0-2 a falta de 17 minutos.
Parecía que todo estaba hecho… Pero no. Carbonell, que había salido al terreno de juego en el 64 con el resultado ya a la contra para el Ourense puso las tablas en un visto y no visto ya metidos en el último tramo de partido. Primero con un tanto a la media vuelta tras un despiste de la zaga de Llácer y luego ganando bien el primer palo que le birlaron a Unionistas sobre la bocina su primer triunfo a domicilio.
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