«Valoro muy poco lo que hago bien y me centro mucho en lo que hago mal: estoy aprendiendo a gestionar los goles que recibo»
Guinea-Bisáu cancela el debut internacional del portero del Salamanca UDS, Leo Mendes: «Más que defraudado estoy sorprendido»
Leo Mendes (Arrecife, 24 años) ha vivido una catarata de emociones en la última semana: de ser convocado con Guinea-Bisáu por primera vez en su carrera, a parar un penalti en los anexos de Zorrilla, ser reconocido por la AFE y, finalmente, quedarse ayer sin debut internacional sin una explicación clara.
¿Defraudado, por esto último?
—No, más bien un poco sorprendido por cómo se ha dado todo. Tengo la mente en el partido del Ávila. Me hacía mucha ilusión viajar con el equipo, concentrarme con ellos, jugar con Guinea… Creo que es momento de enfocarse en el partido.
¿Sabe el motivo exacto de la suspensión del partido entre su selección y Angola?
—No lo sé, no pregunté.
Lo que nadie le quita ya es el trofeo al portero menos goleado de Tercera RFEF.
—La verdad es que ha sido una semana increíble: que la selección mi cite ahí está, luego lo que hablas del premio, el penalti que paré en Valladolid… Han sido unos días de muchas emociones. Tampoco lo llevo más allá; fue algo que pasó en su momento. No pienso ya en eso.
El domingo su intervención también fue de premio. Sin ese penalti se hubieran venido con cero puntos en lugar de uno.
—Pues al final estoy aquí para eso. Estoy muy contento por haber parado el penalti, aunque me voy con una sensación un poco amarga, porque creo que no estuve como me hubiese gustado estar. Pero estoy para eso, para responder cuando me necesiten.
¿Y cómo le hubiera gustado estar, entonces?
—Creo que son detalles, mínimos detalles… En la primera parte hicimos un muy buen partido; en la segunda cambió todo, el ritmo del partido cambió y por cuestión de un pequeño detalle pudimos sacar o no ese punto.
Sus estadísticas no le señalan como 'parapenaltis', pero si se bucea en ellas se ve que las penas máximas detenidas siempre le dan mucho a sus equipos. Le pasó la temporada pasada en Quintanar y ahora le vuelve a pasar.
—No soy un 'parapenaltis', pero tampoco me han tirado muchísimos. Me tiraron 4 o 5 la temporada pasada, y paré uno, en un momento clave. Los penaltis que he parado sí han sido decisivos.
¿Puede ser que el salto de Tercera a Segunda RFEF es donde se encuentre ese punto de amargor del que me hablaba?
—Pues hablando un poco del nivel de Segunda RFEF, el ritmo es totalmente diferente. Aquí te perdonan mucho menos. Hay jugadores con mucho nivel. En Tercera también lo hay, pero no es el mismo. Cuando llegué a Salamanca, el primer día no supe reconocer quién era del filial y quién no. Respecto a mi comienzo de temporada, hasta hoy no me encuentro en mi mejor nivel. Estamos trabajando para ello. Poco a poco, dando pequeños pasos hacia donde quiero llegar: a sentirme bien. Pero, como digo, ese proceso tiene que ser así, poco a poco.
¿Hacia dónde quiere dar esos pasos, dónde tiene más margen de mejora?
—Siempre he dicho que en todos los ámbitos. No tengo un punto concreto en el que deba mejorar; siempre hay cosas que pulir en todos los aspectos.
¿La idea es la puerta a cero?
—Le doy más valor a dejar la portería a cero, que a intervenciones de las que todo el mundo hable luego. Me está costando bastante el hecho de encajar tanto. Lo hablaba con mi entrenador de porteros: el año pasado estaba acostumbrado a no recibir y ahora me pasa lo contrario y me está siendo difícil gestionarlo. Poco a poco voy asimilándolo. Esta categoría exige normalizar el hecho de gestionar mejor cuando recibo goles. Trabajamos para eso.
¿Dónde busca esa ayuda para gestionarlo?
—En Xoco, en Jon. Ellos me ayudan mucho a la hora de gestionar el gol encajado. Siempre intento analizar el porqué de los goles, incluso cuando no he podido hacer nada. Siempre busco entenderlo todo. Estoy aprendiendo a normalizarlo, a no machacarme tanto. Me veo cada vez mejor a nivel mental.
¿Este bucle es nuevo, por el escenario y la categoría, o ya lo traía de Quintanar?
—Es algo que me ha acompañado siempre. A lo largo de mi carrera y de mi vida. Valoro muy poco lo que hago bien y me centro en lo que hago mal.
Hemos hablado de un penalti parado, del premio de la AFE... La exigencia es clave para el éxito, pero también la limpieza de mente. ¿No lo cree?
—El premio es algo que he disfrutado, de verdad. Pero es algo que siento que no es solo mío sino de todo el Quintanar. Lo pasé muy bien con tan gente cerca de mí, la gala olía a fútbol. Estaban Del Bosque, Pepe Reina, Butragueño, Camacho... No me esperaba que fuera así.
Hace tres respuestas me habló de Jon, como ayuda. Pero es su competencia directa. ¿Puede explicar esta relación?
—La competencia con Jon es muy sana, creo que nos retroalimenta. Yo intento aprender de él todo lo que puedo. Lo que dice el míster cuando se le pregunta por la portería es que es verdad: el que juegue va a darlo todo por ayudar al equipo, y el que no también. Nuestra competencia es muy sana, deportiva no personal.
Hablando de ayudar al equipo, están a las puertas del playoff, ¿ve mimbres para disputarlo a final de temporada?
—Soy una persona que vive el día a día. De aquí a mayo queda mucho tiempo y muchos partidos. El fútbol da muchas vueltas. Viendo al equipo y la plantilla, estamos muy comprometidos. Tenemos nivel para aspirar a lo que queramos, pero hay que jugar, no hablar. Los resultados dirán.
Sus partidos en casa han sido en Las Pistas, ¿cuántas ganas tiene de hacerlo en el estadio?
—Lo dije al principio de la entrevista, estoy enfocado en el partido del domingo. No sé quiénes vamos a jugar, pero estoy mentalizado y con muchas ganas de pisar ese pedazo de estadio.