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El Unionistas está creando un idilio con la Copa del Rey. Y ayer el conjunto salmantino escribió un capítulo más en este libro tras ganar 1-2 en el Nuevo Mirador de Algeciras para pasar una ronda más y acercarse a un posible rival del fútbol profesional. Los de Dani Mori son un equipo incómodo, peleón, aguerrido y que compite haga sol, llueva o nieve. Este perfil es muy copero y este miércoles así lo puso de manifiesto resolviendo la eliminatoria en Algeciras en 18 minutos, que fue lo que tardó Rayco en encarrilar el pase con dos goles.
El inicio del Unionistas es de los que se va a recordar durante mucho tiempo. No es que salieran muy metidos en el partido, sino que bordaron el fútbol desde el minuto uno. El Algeciras estaba muy incómodo, pese a jugar en casa. Esas malas sensaciones las aprovechó el conjunto salmantino que al oler la sangre y el miedo fue con determinación a no hacer prisioneros. En el minuto 8, Rayco cabecea un balón al larguero y en el rechace aprovecha para adelanta en el marcador a los salmantinos. Lo que le faltaba al Algeciras, cuyo estado de nervios alcanzaba límites insospechados. A raíz del tanto y con la defensa local con las piernas como flanes, empezaron a bailar Pitu Doncel, De la Nava, Montes y Rayco. Los atacantes salmantinos flotaban. Robaban rápido, movían el balón y llegaban a portería con suma facilidad. Doncel asistía a Cortina en el punto de penalti y casi llega el segundo. Empezaron a acumularse las ocasiones de los salmantinos. Salinas entraba como una bala por la izquierda y los andaluces solo perseguían sombras llegadas de la capital del Tormes. Precisamente por ese costado izquierdo llegó una internada antológica de Rayco que tras amagar, regatear y driblar acabó haciendo el segundo. Minuto 18 y el Unionistas con el 0-2 se había bebido la Copa de esta ronda casi sin darse cuenta.
El Algeciras tocó fondo y los de Dani Mori empezaron a gustarse. Las llegadas con peligro de Montes, Doncel o Rayco eran constantes y a medida que se iban produciendo los pitos al Algeciras elevaban el volumen. Solo antes del descanso llegó un borrón en una primera parte de videoteca. Un balón largo despista y desorienta a los centrales Ramiro y Manu Sánchez y a Salva de la Cruz que se pasa de frenada. Con la portería vacía, el Algeciras falla hasta en dos ocasiones. Aviso. Quedaba mucho.
Tras el descanso, saltó al campo uno de los protagonistas de la eliminatoria. Álvaro Romero, el ex del club salmantino, quería la remontada ante su exequipo y puso esas cargas de electricidad que van acompañadas con su juego. El Algeciras quería morir matando y el Unionistas se limitaba a capear el temporal con la tranquilidad que otorga tener un 0-2 debajo del colchón. Como suele pasar en los asedios a tumba abierta, los espacios se convirtieron en autopistas, por donde aceleraban sin problema Rayco o Espina buscando la sentencia. El canario dispuso de dos ocasiones clarísimas para completar su triplete, mientras que el Algeciras iba a tirones. Con la cabeza y la pizarra de los locales atascadas, lo único que les funcionaba era la máquina de bombear sangre.
Y así llegó en el 93 el gol a la desesperada de un Álvaro Romero, que se fue como un rayo tras coger el balón a ponerlo en el centro del campo. Había tiempo para un último balón colgado de los locales buscando la épica pero el resultado fue que el Algecitas rodeó al colegiado tras el pitidio final pidiendo un penalti.
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