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D. Sánchez
Ciudad Rodrigo
Jueves, 25 de julio 2024, 18:57
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El optimismo y energía que desprende al hablar la futbolista mirobrigense Carmen Álvarez es contagioso. Y eso que pasar dos veces por la misma lesión, rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, no lo pone fácil. Sin embargo, cualquier atisbo de borra de un plumazo. «La recuperación esta yendo muy bien», dice la delantera del Betis, equipo de la Primera división femenina, «estoy casi en la recta final, contenta con las sensaciones, ya acabé la temporada pasada haciendo algún trabajo con el equipo».
Carmen no esconde la dureza de este tipo de lesiones de larga duración. «Hay que tener mucha paciencia y en mi caso creo que me ha beneficiado el haber pasado por lo mismo la vez anterior», haciendo referencia a la misma rotura que sufrió en el año 2018. «Sabía que era importante no tener prisa y ser positiva en este proceso, porque es estar casi un año parada y hay días que estas cansada de la situación y otros en que estas feliz porque te ves mejor».
Una montaña rusa de emociones que inevitablemente remite al 8 de noviembre de 2023, con recuerdos que se agolpan en la memoria de la joven jugadora charra. «Era un campo complicado, no nos daba muy buenas sensaciones el césped y el estado que tenía», relata, «salí en la segunda parte, me veía bien, estaba jugando bien y en la última acción del partido pasó todo».
El dolor, los gritos, saber que la lesión se repetía ocupaba la mente de la delantera durante esos minutos sobre el verde. «Vinieron las compañeras y recuerdo a Carol Ferez, que ha pasado por esta misma lesión. Me miró y le dije 'otra vez, Carol, otra vez' y se dio la vuelta como asintiendo». El apoyo del resto de compañeras del equipo ha sido clave para el día a día de la Carmen Álvarez lesionada, apartada de las dinámicas del grupo y diciendo adiós a la competición cuando quedaban aún muchos meses por delante.
«Muchos días no la veía, estás siempre aparte, en el fisio y se hace duro. Pero ellas me lo han hecho más fácil, se pasaban a verme, incluso cuando estuve los primeros días tras la operación en casa, en Ciudad Rodrigo, nos pararon de mandarme mensajes para saber cómo estaba». Mirobriga, su hogar, también ha sido clave en este largo y lento proceso de recuperación. «Estuve casi tres semanas, rodeada de la familia. Incluso un tío mío me colocó una tabla en una silla de ruedas para poder salir por la ciudad y que me diera un poco el aire (ríe)».
La paciencia y la calma se refleja en la ausencia de un plazo o una fecha para el regreso. El conjunto bético inició la pretemporada ayer y Carmen se irá sumando paulatinamente: «Iré haciendo algo de trabajo con ellas, haciendo de comodín en los ejercicios, poco a poco, cogiendo sensaciones pero sin fechas. Es la segunda lesión de este tipo y queremos hacer todo con tranquilidad, estando segura de cada paso, sin ninguna presión». Y así, sus goles volverán como recompensa de estos meses.
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