«Lo que más te gusta desaparece de golpe»

En los últimos años, leer noticas sobre jugadores que han sufrido roturas de cruzado se ha hecho, por desgracia, más que habitual. Y no solo ocurre con los protagonistas del primer nivel como Carvajal, Rodri, Courtois o Militao, también en el fútbol de cantera.

Fue el caso de Oliver de Arriba en el Santa Marta, que compite en la Segunda Provincial Juvenil. "Completas la pretemporada con el resto de tus compañeros, y solo piensas en cómo irá la temporada. Además, juegas el primer partido con total normalidad», inicia el jugador del cuadro tormesino. Y tras ese primer partido llegaría un verdadero calvario en forma de lesión. "Nunca me olvidaré del 6 de octubre de 2024". Cumplido el minuto 85 en su encuentro ante el Villamayor, De Arriba se despedía de la temporada en el segundo encuentro de la campaña. "Estábamos a punto de terminar el partido, intento un pase tras un giro y ahí noto que la pierna izquierda se me queda clavada. Notas que te desestabilizas por completo y sabes que ha sido en la rodilla. Pararon el partido y en el momento no eres conscientes de lo que es, o que te vas a perder toda la temporada", cuenta.

Y los peores pronósticos se confirmaron después de realizarle la resonancia, con 17 años sufría una rotura completa del ligamento cruzado anterior y el menisco interno. "En una primera exploración no encuentran nada, pero visito un fisio y me comenta que es el cruzado al 95 %, y para desgracia no solo era el cruzado, también el menisco". A partir de ahí, comienza un camino que inicia el 5 de diciembre al pasar por el quirófano, y del que sale con un nombre que no va a olvidar en toda su vida. "Quería operarme los antes posible. Salió todo bien y el doctor Iñigo Crespo pasó a ser mi 'ángel' porque la recuperación está yendo perfecta". Atrás deja días y días dónde se replanteó volver a jugar al fútbol y el dolor le acompañaba largas horas.

"Dependes de una rodillera ortopédica para moverte, no puedes ir ni al baño, ni comer a gusto. Se pasa bastante mal porque sigues con muchos dolores y tienes que empezar a mover esa zona, y una vez llega el momento de visitar el fisio...no lo quiero ni recordar", recuerda esbozando una sonrisa final. "Son dolores inaguantables casi, pero poco a poco te vas viendo cómo mejoras, vas viendo cómo poco a poco te sientes mejor". En esos momentos, hasta el más enamorado del fútbol se plantea continuar. "Te mentiría si te dijese que no me plantee no volver a jugar al fútbol. Tienes momentos que dices, ¿quién me mandará a mí? Esto me lo podría estar ahorrando si no volviese», aunque, después de toda tormenta llega la calma.

"Ese pensamiento nunca se ponía por encima de las ganas de volver y el querer recuperarme. En mi cabeza siempre estaba la satisfacción de volver a pisar el campo y de ver cómo mejoraba cada día", admite. En ese momento, uno siempre busca apoyos y ahí su familia, compañeros y entrenador fueron un pilar fundamental. "Mi familia siempre ha sido el máximo apoyo, también el apoyo de tanto compañeros como sobre todo el entrenador, que ha sido una parte importante también", éstos últimos le hicieron "seguir formando parte del equipo".

Ahora en su cabeza está "volver bien y no hacerlo con prisas" porque el próximo año será su última campaña en el fútbol base, y ello en sinónimo de muchas alegrías para todos los jugadores de Salamanca.

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