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Heemin Shin (cuarto por la izquierda) con sus compañeros del juvenil B del Unionistas. ÁLBUM PERSONAL DE HEEMIN CHIN
El juvenil coreano que está “como loco” por volver a jugar en la base salmantina

El juvenil coreano que está “como loco” por volver a jugar en la base salmantina

Heemin Shin tiene 19 años y una espina clavada que le invita a volver a hacerse los 10.000 km que separan a la capital charra de Ansan (Corea del Sur): “Con 13 minutos jugados no me vale”

Miércoles, 28 de abril 2021, 19:27

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El fútbol de Salamanca suma este curso 4.368 licencias activas a día de hoy, con la segunda jornada de Liga en la base ya disputada. Ser la 4.369 es el “sueño” de Heemin Shin, el juvenil coreano de tercer año que está como “loco” de regresar a Salamanca. De hecho, el anuncio con tambores de guerra del inicio de la temporada recorrió los 10.053 kilómetros —y salvó las 7 horas de diferencia— que separan Ansan —Corea del Sur, ciudad de más de 700.000 habitantes situada a tan solo 30 kilómetros de la capital, Seúl—, como una centella. “Quiero ir”, fue lo primero que le dijo a su madre. Ispo facto cogió su teléfono móvil y comenzó a escribir en WhatsApp: “En cuanto empiece estoy allí”. Y puso fecha a su regreso: el 7 de abril. Después, la incidencia del coronavirus le frenó en seco aunque no le despertó del “sueño”: “Sigo queriendo volver y jugar”, afirma desde su casa en Corea.

Lo de Heemin Shin y Salamanca fue un ‘flechazo’ en toda regla. Los 13 minutos que tan solo pudo disputar la pasada temporada no dan para más (“Con eso no me vale”); y por eso su idea es la de volver.

La historia en el fútbol charro del joven jugador coreano de 19 años —nacido en 2002, en el año del Mundial en su país y en Japón en el que el recuerdo que queda es la catastrófica actuación de Al-Ghandour...— se comenzó a escribir en septiembre del 2019. Su idea de jugar en España se convirtió en realidad cuando la agencia de representación a la que le había hecho “el encargo” le consiguió un destino: era Salamanca. “Tienes una prueba para el Santa Marta”, fue lo primero que supo del fútbol local al que tan lejos le quedan los clubes que tienen eco en Corea (Real Madrid, Barcelona...). El caso es que aquello no cuajó y ya en España decidió tocar puertas hasta que una se abrió, era la del Unionistas: “Me hicieron la prueba, la pasé y allí estuve seis meses, hasta que el coronavirus estropeó todo”. Con el objetivo de tener equipo cumplido, por delante le quedaba un escollo más: tener 18 años, algo que le obligaba a estar entrenando hasta el 20 de febrero del 2020, que era cuando alcanzaba la mayoría de edad, sabiendo que no iba a jugar nada. La historia callada de esos 5 meses, en los que su inglés era “de instituto” y no sabía “nada” de español, la guarda bajo llave Iván Briones, su entrenador en el juvenil B albinegro : “Su historia es de las de no olvidar. Llegó una semana después que el resto. Los primeros meses fueron muy complicados para todos, teníamos que hacer apartes con él para explicarle lo que queríamos trabajar... Cuando se pudo inscribir en una academia en la que daba clases diarias de 4 horas todo empezó a cambiar...”. A las ganas que ya de por sí tenía se sumó la capacidad de, al menos, entender lo que se le pedía: “Tenía la obsesión por gustar y convencer. La verdad era ejemplar en el trabajo”.

El caso es que cuando Shin llegó a ese punto de poder sumar, tan solo le quedaban 8 jornadas por delante; o eso parecía. La pandemia destruyó todos los planes que había comenzado a hacer el 7 de marzo, cuando debutó contra el Villamayor en el Reina Sofía —salió en el minuto 77 sustituyendo a Jaime y jugó esos 13 minutos, en los que tuvo tiempo de que el colegiado le anulara un gol—. Y hasta ahí. “Para muchos de sus compañeros ha sido todo un ejemplo. Alguien que es capaz de conectarse para entrenar virtualmente pese a las 7 horas de diferencia horaria o ser capaz de venir desde tan lejos y de enfrentarse a una cultura tan distinta es algo de valorar. De hecho ha calado tanto que alguno de sus compañeros se ha ido sin nada a intentar aprovechar la oportunidad. Shin ha tenido culpa de eso”, reflexiona sobre su paso por su vestuario Briones.

No habían pasado 22 días desde el debut cuando tuvo que deshacer, en medio del caos de la pandemia, los más de 10.000 kilómetros hechos el septiembre anterior por jugar. Desde entonces han pasado un año y un mes y el sueño de regresar lo sigue teniendo intacto —sus maletas siguen en Salamanca—. Sus despedidas cuando se pone en contacto con España no dejan lugar a la duda: “See you soon (nos vemos pronto)”.

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