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Juan Miguel Esteban Aceituno junto a Martín Fiz, que es padrino de esta prueba junto a Lorena Martín o Jesús España.
ENTREVSTA A JUAN MIGUEL ESTEBAN ACEITUNO

«La primera vez que salí a correr fuera del patio de la cárcel no paré de llorar»

Organiza el próximo 23 de agosto una carrera solidaria en Aldeadávila de la Ribera apadrinada por Jesús España, Martín Fiz y Lorena Martín

Jaime García

Salamanca

Martes, 24 de junio 2025, 10:45

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El próximo 23 de agosto, Salamanca tiene una nueva cita para volver a recorrer kilómetros por la integración, esta vez, en Aldeadávila de la Ribera.

Atletas como Lorena Martín, Jesús España y Martín Fiz se unen para llevar a cabo la Carrera benéfica en favor de la Asociación Insolamis, todo ello, de la mano de Juan Miguel Esteban Aceituno, atleta y organizador del evento. Juan Miguel cuenta con una de esas historias en las que el deporte es una vía de escape, tras pasar once años en prisión. Ahora, en su vida sólo hay un objetivo: «Ayudar a otras personas sin buscar algo a cambio».

El municipio salmantino de Aldeadávila de la Ribera acogerá el próximo 23 de agosto una actividad que une deporte y solidaridad.

—Pues sí. He corrido en varias ocasiones en el municipio, y la respuesta del pueblo siempre es magnífica. Tenía ganas de hacer una carrera humana y distinta. Nos pusimos manos a la obra y ha resultado en que el próximo 23 de agosto celebraremos la Carrera benéfica en favor de la Asociación Insolamis.

Una carrera que además contará con tres representantes de alto calibre en el mundo del atletismo.

—La carrera no solo debía ser especial por la mezcla de recorrido rural y urbano, decidí proponérselo a tres atletas de élite como son Lorena Martín, Jesús España y Martín Fiz. Y los tres no se lo pensaron dos veces solo con saber que era una carrera con carácter solidario.

Y para quién no conozca a Juan Miguel Esteban Aceituno, ¿qué nos puede contar de usted?

—Bueno alguien me puede recordar por el documental que hice con Michael Robinson: 'En línea recta'. Estuve durante 11 años en prisión preventiva. Unos primos insistieron en que debía invertir mi tiempo en algo durante mi paso por la cárcel y empecé a correr en un patio que tenía 100 metros. Corría en una curva perpetua, me decía Michael Robinson. En esos 100 metros de patio empecé a forjarme, era una persona que tenía muchas carencias de lo que era sentir que te ayuden sin buscar algo a cambio. Y, tras pasar por la cárcel, y gracias al deporte, intento hacer lo que yo no tuve, que fue tener esa ayuda sin buscar algo a cambio.

Usted admite que el deporte fue su salvavidas, pero como usted sabe, hay mucha gente en situaciones similares. ¿Qué ingrediente tiene que lo hace tan importante?

—Pues te voy a poner un ejemplo. Desde que salí de la cárcel no he dejado de hacer cosas, y creé un club llamado Corre Libre. En él tenemos un alumno que tiene un cáncer, un sarcoma, tres operaciones a corazón abierto y esta persona ha salido adelante. Nada y corre y cualquier persona que la vea no se cree que haya estado en esas situaciones. El deporte no solamente es que sea bueno a nivel mental y físico, también a nivel que cuando haces deporte intentas ponerte pequeñas metas para ir superando esas pequeñas barreras. En el día a día, el deporte te hace más fuerte y termina sanando si tienes a alguien que te eche una mano.

Y, ¿aquel patio de la cárcel qué ha enseñado a Juan Miguel Esteban?

—Muchas veces me río con Martín Fiz porque él me dice siempre, yo he corrido más de 300.000 kilómetros y Juan Miguel ha dado más de 300.000 vueltas a ese patio de la prisión- entre risas-. Estuve siete años corriendo en aquel patio, y en los últimos dos de los once años, el centro me habilitó un campo de tierra que tendría más o menos el tamaño de un campo de fútbol. Entre varios lo arreglamos, y bueno después de estar en la celda y ese patio, dentro de esos cuatro ángulos, era un poco tener libertad, de ahí nace el nombre del club: Corre Libre. En la cárcel hay gente de todo tipo, más y menos gente sana, y lo que intenté con el deporte fue ayudar a toda la gente que no estaba sana para que a través de la práctica se convirtiesen en gente más fuerte contra los problemas que hay dentro y fuera.

Y regresando a aquella sensación que tuvo cuando dejó atrás esa curva perpetua que era el patio, para tener esa pequeña libertad en el campo de tierra.

—La primera vez que salí a correr fuera del patio de la cárcel no paré de llorar. Podía correr por fin en línea recta. Lo único que quería era correr y no mirar atrás, no pensar en lo que había ahí, en lo que había pasado y en lo que todavía quedaba de condena. Todavía no era libre del todo. Y cuando por fin acabó todo, me acuerdo que fui con mis primos, aquellos que me 'obligaron' a invertir mi tiempo en prisión con el deporte, a correr por Madrid y nos dimos una panzada de llorar los tres enorme. Era la sensación de poder dejar atrás esa curva perpetua y correr libre de una vez por todas.

El deporte y la solidaridad estarán de la mano el próximo 23 de agosto en Aldeadávila de la Ribera, ¿qué se van a encontrar los corredores de todas las edades que se apunten al evento?

—Vamos a tener la fiesta del pueblo, por lo cual va a haber un ambiente fenomenal. Vamos a tener la oportunidad, como he dicho antes, de correr con tres atletas olímpicos como son, entre otras cosas, Lorena (Olímpica en 800 metros), Jesús (campeón de Europa) y Martín (campeón del Mundo). Y, sobre todo lo principal es que vamos a tener la oportunidad de poder ayudar a otras personas. Esa es la parte más importante, el poder ayudar a una asociación que tiene como objeto la formación integral de las personas con discapacidad intelectual. Y sí, habrá recorridos de 5 y 10 km, y para infantiles.

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