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Olga MY
Salamanca
Martes, 10 de diciembre 2024, 18:22
En el límite de las provincias de Cáceres, Salamanca y Ávila, y a una hora escasa de la última, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de Castilla y León.
Nos referimos a El Barco de Ávila, un municipio perteneciente a la provincia de Ávila situado en el valle del río Tormes. Forma parte de la comarca de El Barco de Ávila-Piedrahíta. El pueblo ha sido declarado Conjunto Histórico debido a las joyas monumentales que alberga.
Entre estas, merece una mención especial el Castillo de Valdecorneja, fechado en el siglo XII y que se alza imponente en el punto más elevado del valle. El monumento, que fue originariamente construido sobre un castro vetón, fue reconstruido en el siglo XV tras ser destruido por los romanos.
Sin embargo, el castillo no es el único monumento del que puede presumir este mágico lugar, ya que posee entre sus calles la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, cuya construcción finalizó en el siglo XVI, o la Casa del Reloj, que fue una antigua casa consistorial reconstruida y transformada en Oficina de Turismo y casa de exposiciones.
A estos puntos podemos sumar la Ermita del Cristo, que alberga una sorprendente historia, y es que, tal y como se cuenta, en el siglo XIII, una fuerte crecida del río arrastró un Cristo de madera de tamaño natural hasta las orillas del puente. Al encontrarlo, los vecinos del pueblo, que desconocían su procedencia, lo llevaron en procesión hasta la iglesia. Sorprendentemente, al día siguiente el Cristo apareció en el mismo lugar donde lo encontraron, a orillas del Tormes. Los habitantes del pueblo volvieron a llevarlo a la iglesia, pero cuál fue su sorpresa al encontrarlo al día siguiente, de nuevo, junto al río. Y así otro día más.
Los vecinos se convencieron de que era voluntad del Cristo permanecer en ese lugar, por lo que allí mismo erigieron una ermita denominada, en su inicio, del Humilladero. Tras una reconstrucción en el siglo XVII pasó a denominarse la Ermita del Cristo del Caño, considerado muy milagroso.
Paseando por El Barco de Ávila encontramos otros puntos de gran interés, como son la Ermita de San Pedro, el edificio en el que se encontraba la prisión, que actualmente ha adquirido el papel de Biblioteca Nacional, la Casa de los Balcones, o los restos que aún se conservan de la antigua muralla.
Con estas recomendaciones estamos seguros de que no podrás resistirte a hacer una escapada a este maravilloso pueblo, que alberga una preciosa y devota leyenda. Además de monumentos e historia, ofrece una deliciosa gastronomía, como sus conocidas judías, hortalizas, asados o guisos de carne, por no hablar del suculento chuletón de Ávila.
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