![Es el pueblo «maldito» de España y está en Castilla y León](https://s1.ppllstatics.com/lagacetadesalamanca/www/multimedia/2024/12/15/ochate-RsfD01JyrQBQBsPb3FAMLbO-1200x840@Gaceta%20Salamanca.jpg)
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Olga MY
Salamanca
Martes, 17 de diciembre 2024, 17:30
Todos los lugares con historia esconden grandes secretos que, tal vez, nunca lleguemos a desvelar, y Castilla y León no podía ser menos. Realidad y leyenda conviven en las mismas calles separadas por un línea demasiado fina.
Entre los numerosos pueblos de leyenda con los que contamos en nuestra comunidad, no podemos pasar por alto Ochate, un pequeño municipio ubicado en el Condado de Treviño, el pequeño islote burgalés situado tierras vascas.
Originariamente, se trataba de un punto estratégico dentro de la popular Ruta del Vino y del Pescado durante el siglo XIX, pero la apertura de un nuevo camino entre Vitoria y Laguardia supuso que los arrieros vascos, que antes estaban obligados a pasar por Ochate, dejasen de hacerlo, desencadenando el declive del pueblo y forzando a sus vecinos a buscar nuevas oportunidades en otros lugares. Así, con la marcha de su último habitante en 1936 por el comienzo de la Guerra Civil, el pueblo quedó abandonado.
Hasta aquí la historia oficial, ahora damos paso a la inquietante leyenda que asola la aldea. Desde la desaparición del Camino Real, nos remontamos al siglo XIX, las desgracias en la zona no dejaron de sucederse. En la década de 1860, tres epidemias de viruela, tifus y cólera asolaron el pueblo, dejándolo prácticamente deshabitado. Lo extraño es que, pese a tratarse de enfermedades tremendamente infecciosas, ningún pueblo vecino se vio afectado, ni siquiera Imíruri, a 2 kilómetros escasos.
Este no es el único misterio. En 1868 su párroco, Antonio Villegas desapreció sin dejar rastro mientras caminaba en dirección a la ermita de Bugondo, que se encontraba a las afueras del pueblo. Nada se volvió a saber de él pese a las intensas labores de búsqueda de sus vecinos y de una recién creada Guardia Civil.
Pese a su abandono y el paso del tiempo, Ochate no dejó de sufrir extraños sucesos, como la repentina quema de su ermita. En los años 80 comenzó a ser testigo de lo que se ha catalogado como Objetos Voladores No Identificados, psicofonías de voces que aseguraban ser una pequeña junto a su madre, o lamentos del sacerdote que aún vaga por los alrededores.
A estos extraños sucesos cabe añadir que en el pueblo se realizaron ceremonias de espiritismo o magia negra, a lo que se suma que el nombre de Ochate se traduce del euskera como «Puerta secreta» o «lugar de brujas».
El pueblo, que fue hace siglos un lugar lleno de vida, hoy habría sido completamente olvidado de no ser por las inquietantes leyendas e historias aterradoras que siguen flotando sobre él.
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