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Teresa Bautista ha pasado en meses de ser una trabajadora social dedicada a la coordinación de la ayuda a domicilio, a dedicarse a la ganadería, en concreto con una innovadora explotación para la cría de pavos en su localidad, Peñarandilla.
“¿Por qué dio un paso así? “Tenía la inquietud de montar algo por mi cuenta -explica Teresa- y considero que la avicultura es un sector en proyección. Elegí el pavo porque la carne es económica, muy saludable y con una huella de carbono menor que otras producciones”. Le llamó la atención la cada vez mayor presencia de esta carne en los lineales y empezó con la ganadería.
En sus naves tiene capacidad para cebar casi 18.000 animales -luego hace distintas camadas y con los vaciados sanitarios entre ellas- y su venta la tiene asegurada porque trabaja con el sistema de integración.
¿Por qué es tan raro ver en Salamanca una granja de pavos? Teresa tiene claro que se debe a que “la ganadería de Salamanca ha estado más orientada a otras producciones, como porcino o vacuno: la avicultura apenas tiene relevancia en la provincia”, dice.
Esta ganadera se adapta poco a poco al ritmo que marca la explotación.
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