Secciones
Destacamos
Jueves, 12 de diciembre 2024, 10:28
La escasez de cabritos, porque ya en numerosas zonas de España apenas hay explotaciones ganaderas que se dediquen a su cría, agudiza el ingenio de cara a las navidades para encontrarlos y venderlos a los consumidores, que no entienden de escasez y lo demandan año tras año.
Aunque no es un procedimiento habitual, sí se han producido en años anteriores estafas a consumidores por la dificultad para distinguir en el punto de venta el cabrito, que escasea, del lechazo, que hay, en parte porque desde noviembre entra procedente de otros países, como Italia o Grecia y se suma a los que hay en España. El cabrito, sin embargo, es más complicado de encontrar, con Extremadura como una de las comunidades fuertes vendedoras.
José Luis Iglesias, cabrero tradicional y que ahora tiene 100 cabritos preparados para su venta, reconoce que no es fácil distinguir lechazo de cabrito, en el caso de que al lechazo se le corte el rabo «aunque yo lo distingo bien, hasta por la forma de la cabeza». En lo que se diferencia uno y otro claramente, según señala, es en la carne porque la del cabrito «es más blanquita y al lechazo siempre se le queda el hueso oscuro. Eso -señala- no ocurre con el cabrito».
Lo que recomiendan es ir siempre al comercio de confianza y lo que demandan desde hace años los cabreros de siempre, los que campean con las cabras cada día, es que su producto, tan escaso, se diferencie en precio del lechazo por lo costoso de criarlos y también de aquel cabrito que abunda más porque está criado a biberón con leche en polvo. «Estos no tienen nada que ver de sabor con los nuestros», defiende José Luis. Ahora su objetivo es intentar obtener un precio digno por sus cabritos porque es la principal ganancia del año.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.