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El pasado noviembre visitó el mercado de Salamanca una familia de Marruecos, con negocios en Tánger. Su idea era comprar terneros o, al menos, establecer contactos para poder hacerlo. En el día que eligieron para la visita apenas hubo animales y se fueron sin poderse hacer una idea de lo que era este mercado, pero sí con contactos. Explicaron después que Marruecos tenía un problema de falta de vacuno por la cada vez mayor demanda, la falta de madres y lo caro que es allí cebar. También que acudieron a Salamanca porque en otros países de Europa el precio de los terneros alcanzaba «los 5 euros y pico» y en esta provincia aún no había llegado a los 5. Dos meses después de esta visita, los terneros ya superan esa cantidad. Y lo peor para el comprador es que no sabe cuánto tendrá que pagar la siguiente semana. Está el convencimiento, cada vez más extendido, de que esto, lo caro que están los terneros y luego los filetes, ha venido para quedarse.
Y quienes lo creen así, que son ya muchos, lo explican fácil: En España, como en el resto, el covid golpeó a la ganadería porque el cierre de la hostelería hizo daño y se dijo adiós a explotaciones. Luego, en 2023, llegó la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) y murieron animales adultos, y toros se quedaron estériles y empezaron las dificultades en los partos y de vacas improductivas.
Como se sacrificaron animales, terneras que iban a venderse se quedaron en la explotación así que no salieron al mercado y tampoco son aún madres. A esta menor oferta se suma que muchas vacas superaron la EHE pero siguen con problemas. Y también el cierre de explotaciones de leche, que hace que terneros que antes iban a cebadero, ya no vayan.
Y a esta menor oferta se suma la mayor demanda, porque muchos otros países están como España. Ahora a un ternero, pongamos que de Salamanca, vienen a buscarlo aquí desde Israel, Marruecos o Argelia. Pero si no lo quieren ellos, se lo llevan a Italia o a cualquier otro país. Y este cóctel hace que el precio no deje de crecer. Y que ahora no se vea el tope. Y más cuando esto pasa sin que aún hayan empezado las compras para el Ramadán. Y cuando desde el puerto de Cartagena es aún de las tranquilas.Y por lo anterior, que es menor oferta y mayor demanda, está de moda el rito Halah, y el rito Kosher, porque los mataderos no quieren perder comba.
Luego está lo de Israel. Lo de que ha inaugurado la primera planta industrial de carne cultivada en el mundo y puede producir 500 kilos diarios sin sacrificio animal. Musk, al menos de momento, no parece estar en el negocio. Sí Bill Gates, que apoyaba a Biden, y había dicho que todos los países desarrollados deberían consumir sólo carne sintética por el cambio climático. Y en esto, en la escasez, vería la oportunidad. Ahora la clave está en saber qué dice Trump. De momento, sorprendería muchísimo que le convenciera el argumento del cambio climático.
Preocupa la escasez de carne y si no hay solución para el relevo en las explotaciones o un convencimiento de la necesidad de cuidar la ganadería, se teme que pueda ir a más.
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