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Ahora de lo que se habla es de la paja, porque el cereal está como está. Y en este momento casi nadie desvela sus cartas, por si acaso. Para el ganadero está muy reciente lo que ocurrió la campaña pasada, con la paja hasta a 160, y para el agricultor, también, porque apenas tenía para vender. Entonces la sorpresa fue el acuerdo de los vocales de la mesa para repetir y que se hablara con rotundidad de la estabilidad y de las ventas a precio de Lonja.
Y a la salida, un ganadero que dice que sí y otro, pues que no. Un agricultor vende a precio de Lonja, otro sin precio y otro, por debajo. Un almacenista insiste en que el ganadero está nervioso por comprar y que hay menos paja de lo que parecía, y otro, pues lo contrario. Y está el que encuentra paja barata en otra provincia y enseguida viene el siguiente, que lo pone en duda.
Hay nervios en ese agricultor que no puede almacenar la paja y no quiere vender por debajo del precio de la Lonja, y hay nervios en el ganadero, que no quiere que suba. Y hay compras en la parcela, de ganaderos que buscan al agricultor.
Y la cosecha fue como la del cereal, irregular, con parcelas con abundancia de paja, sobre todo de trigo, y otras de las que no se saca nada. Y sí se ven en según qué zonas, pongamos La Armuña, pacas en las tierras y que se apilan rápido y desaparecen en nada. Otra cosa es dónde van. Y se ven camiones de paja en dirección a Portugal. Pero también hubo abundancia de forrajes. Y ha sido un año de pasto.
El mercado de compra-venta de paja está ahora en la fase de que existe pero se cuenta poco, o depende qué, o según a quién o según convenga. Es una evidencia que repitió la Lonja de Salamanca y que eso da una semana de tranquilidad. Y que la decisión se adoptó después de que hubiera bajado en la Lonja de Segovia, pero a 35, y en la de Toledo, pero hasta los 60, y de que hubiera subido en la de Extremadura. El mercado está que no se sabe si viene o va y no sólo aquí. Depende. Y todo se verá con más claridad cuando acabe la cosecha, que ya no falta casi nada. Y se vea quién tiene más urgencias. Y dependerá de si llueve. Y de si hay. Y lo curioso que no se sepa si hay paja o no cuando se sabe cuánto grano se espera. Y alguno se pregunta si no ayudaría que se supiera, y se acabara esta incógnita y cada uno se organizara. Y está otro que dice que para qué, que esto tiene que ser como lo del ibérico cuando empieza la campaña y no se sabe cuántos cerdos se matarán. Y en estas discurre la cosecha. Y sí, hay nervios. Como para no. Los hay con la paja y con el grano. Y con estos precios, el agricultor es la parte más débil.
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