El cabeza de la revuelta de los ministros

CUANDO allá por febrero estaban agricultores y ganaderos en la calle, Luis Planas desveló en un desayuno informativo que el entonces vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, le llamaba «el cabeza de la revuelta de los ministros de Agricultura europeos». Contó Planas que era, no porque estuviera en contra del Pacto Verde o de estrategias como «De la Granja a la Mesa», sino porque defendía hacer todo de la mano de agricultores y ganaderos.

Luego, con el documento pacificador de protestas, llegó ese compromiso del ministro de defender «en todos los foros internacionales» el principio de reciprocidad en la utilización de productos fitosanitarios en la producción de alimentos importados de terceros países. Y, por si había dudas, el ministro puso un ejemplo para aclararnos lo que quería decir: si un producto fitosanitario está prohibido en la UE, no debe utilizarse tampoco en la producción de alimentos que vayan a ser importados.

Hace nada, y en esa línea, el 4 diciembre defendió que el sector agroalimentario es estratégico y abogó por avances en reciprocidad y con un terreno de juego equilibrado.

Ahora, en cambio, días después, defiende con ímpetu el acuerdo con Mercosur. Y sorprende además que sea al contrario que los agricultores y ganaderos españoles y no de la mano. Y si le dicen agricultores y ganaderos que viene mal para vacuno y cereales, contesta algo así como que le viene fenomenal al vino y al aceite de oliva. Y de eso que hablaba antes, nada, aunque el acuerdo UE-Mercosur implique competir con normas diferentes, justo lo que él criticaba hasta hace unos días.

Ahora lo que hace falta es otro desayuno para saber cómo le llaman en Europa porque parece difícil que siga siendo el «cabeza de la revuelta de los ministros europeos». Salvo, eso sí, que lidere el grupo de los que no van de la mano de agricultores y ganaderos, que podría ser.

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