Salamanca ‘acoge’ al ganado de la carne más codiciada
Hace seis meses Sergio Nieto montó su explotación de vacuno en Villarmayor con razas ‘menos convencionales’ como el wagyu en busca de una carne sabrosa y diferente
Sergio Nieto cuenta que siempre tuvo claro que su vida iba a estar ligada al campo, que desde pequeño lo que más le gustaba era el ganado y que para él más que un trabajo es una afición. Y eso a pesar de que el único vínculo familiar que tiene con este mundo es el de un abuelo que fue ganadero.
“Esperé a terminar mis estudios y cumplir los 18 años para irme al campo”, explica. Desde entonces siempre había trabajado para otros ganaderos, de los que aprendió gran parte de lo que hoy sabe, pero hace seis meses quiso dar un paso más y montar su propia explotación. “Y desde entonces nunca me he arrepentido”, asegura.
No contento con la aventura de ponerse por su cuenta, Sergio decidió ir más allá y hacerlo además con razas de vacuno “poco habituales” en Salamanca. “Ahora mismo tengo 100 vacas entre las que hay salers y aubrac, ambas de origen francés, junto a angus y wagyus”, explica.
“Buscaba razas que tuvieran salida, fueran rentables y aportaran una carne de calidad”, asegura el joven ganadero
“Son vacas menos conocidas pero lo que buscaba eran razas que tuvieran salida, fueran rentables y que aportaran una carne de calidad”, cuenta. Para ello realiza trasplantes de embriones de wagyu (raza japonesa mundialmente conocida por la carne de Kobe) en madres aubrac a las que usa como vientres de alquiler. “Elegí esta raza francesa por lo dóciles que son estas vacas y por el instinto maternal que tienen con los terneros. Los embriones de wagyu vienen desde Australia, a una media de 1.000 euros cada uno”, relata.
Su experiencia en explotaciones como la del ganadero Dionisio Dévora, con el que lleva trabajando once años, hicieron que tuviera claro lo que quería para su finca. “Decidí que lo mejor era invertir en genética, aunque estos animales tengan un mayor precio”, reconoce.
Sergio también tuvo claro que iba a apostar por la raza angus por la calidad de su carne. “Aporta más sabor y tiene un toque marmoleo que gusta mucho”, cuenta sin ocultar lo contento que está con la vida que ha elegido.
“Hago lo que me gusta, es mi pasión, aunque lo peor son las grandes inversiones que tienes que hacer y que no cobres la ayuda de incorporación hasta pasado un año”, afirma mientras prepara su ganado para el saneamiento que deberá pasar al día siguiente. “A ver si hay suerte mañana...”, se despide.