Secciones
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
La quinoa ha entrado este año con fuerza en la provincia de Salamanca y por el empuje de una empresa leonesa se ha pasado de no haber ninguna hectárea sembrada a tener 143,93 de un cultivo que era desconocido para la mayoría de agricultores salmantinos que se han atrevido a dar ahora el paso. Estaba el recuerdo de 2018 pero entonces sólo se sembraron en esta provincia 11,49 hectáreas.
Con la quinoa está el que tenía intención de sembrar este pseudocereal considerado un superalimento humano por su alto valor nutricional y que finalmente no pudo. Fue el caso de José Ángel Sánchez, de Quejigal, a quien convencía este cultivo impulsado por Quinoa del Páramo, pero que al final, y debido a las lluvias, lo «cambió» por el girasol.
Está quien sembró y el resultado no fue el que esperaba. Es el caso de Adolfo Hierro, de Alconada. Sembró 5 hectáreas en secano y 3,5 en regadío y las malas hierbas se han apoderado del cultivo. Cree que a lo mejor la sembró pronto (a finales de febrero, la de secano y a últimos de abril, la de regadío) y explica que ahora está «a corros». Ve que este cultivo para secano es complicado «porque dependes del tiempo para que nazca todo por igual», pero a lo mejor sí para regadío. «Necesita poca agua y lo importante es controlar las malezas y la pulguilla un poco. Habrá que ver la producción que da», advierte.
Alberto Sánchez, de La Lurda, confía en que en su caso la producción sea alta, de unos 3.500 kilos por hectárea, pero aún falta hasta la primera quincena de septiembre, que es cuando tiene prevista la cosecha. Sembró 3 hectáreas en secano y 8 en regadío, que es donde ve «el potencial fuerte». Después de esta primera experiencia con el cultivo tiene claro que la quinoa obliga a estar «muy atentos para hacerla nacer porque todo lo que nazca de quinoa no tendrá malas hierbas». De ahí que vea en la quinoa en una buena alternativa para el regadío porque controla el momento del riego. «En secano hay que tener el terreno muy bien preparado y sembrarla justo varios días antes de que vaya a llover».
Por lo demás, considera esencial «alicarla en tiempo dos veces, abrirla para que oxigene». Y destaca el poco coste, porque la semilla «cuesta poco y de agua necesita 100-120 litros para toda la temporada». Ahora el reto está en la cosecha, que se realiza con máquina de cereal pero con ajustes por su pequeño tamaño y luego el transporte hasta la empresa leonesa es por cuenta del agricultor, que ya va con precio cerrado. Alberto confía en que le sea rentable. Adolfo, sin embargo, considera que tal y como ha venido el año, podría tener pérdidas. «Aún así habrá que esperar», dice.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.