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Béjar
Domingo, 30 de julio 2023, 06:30
La situación es recurrente todos los veranos y gran parte de la provincia comienza a preocuparse por la falta de agua en las charcas, lo que puede complicar la labor de muchos ganaderos que se ven abocados a cambiar el ganado de fincas o utilizar cubas y cisternas con las complicaciones que ello conlleva.
Llega el mes de agosto y el estrés hídrico de algunas zonas es notable y eso que la feria va por sitios ya que hay zonas que están mejor ahora que a principios del mes de mayo, justo antes de las lluvias que vinieron a solucionar en cierta medida la situación. Es el caso de Gallegos de Solmirón, un pueblo habituado a las cisternas para el ganado donde, como señala Agustín Nieto, hay ahora más agua que dos meses atrás. En la misma línea habla José Sánchez, desde Béjar, que tiene explotaciones repartidas por el Sangusín donde señala: «Yo, de momento, no estoy mal con el agua. Tengo tres sondeos y voy tirando con ellos, pero queda mucho verano». En la misma línea, Jesús Ángel Sánchez, señala desde Pizarral que «depende de las charcas y de las parcelas. Algunas ya están secas y otras tienen todavía agua, pero es lo habitual en estas fechas. La charca municipal de Torremenga aún tiene al igual de la de Los Pilones».
No todos los problemas vienen por la sequía en sí ya que hay administraciones como las confederaciones hidrográficas que provocan también muchos quebraderos de cabeza a los ganaderos. Ya sucedió el año pasado en localidades como Valdefuentes de Sangusín, donde la Confederación Hidrográfica del Tajo y el Seprona de la Guardia Civil advirtieron de la prohibición de sacar agua de los pilares para trasladarla a otros lugares ya que ese agua se debe beber allí (llevando el ganado, por ejemplo). Se obligaba, por tanto, a los ganaderos a realizar una solicitud de autorización a la CHT, que no garantizaba que se concediera, pero que incrementaba las trabas burocráticas. Además, en otras localidades, la CHT llegaba a clausurar puntos de recogida de agua, complicando la situación.
Hay localidades que optan por colocar depósitos específicos para uso ganadero con fuentes sobrantes del consumo humano o manantiales propios con el objetivo de facilitar la situación. En otros casos, amplían la red de abastecimiento desde los propios cascos urbanos a las fincas para garantizar que el ganado tiene agua ya que, como se está viendo de nuevo este verano, las charcas corren el riesgo de desaparecer cada vez más rápido.
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