«En un par de años o menos veremos tierras perdidas»
Tras 10 días de cosecha de cebada en el noreste de la provincia las generosas producciones de entre 4 y 6 toneladas por hectárea resultan insuficientes para generar beneficios por los bajos precios y altos costes de producción
El final de una campaña cerealista histórica en cuanto a los fenómenos meteorológicos se refiere para la producción de cebadas se está viendo coartado por el bajo precio que se cotiza en la Lonja y por el alto coste de producción que volverá a verse incrementado en las siembras de otoño. «En un par de años o menos veremos tierras perdidas», declara muy a su pesar Agustín Lozano Pinto, agricultor de El Campo de Peñaranda que junto con su hermano Alberto comparten cosechadora y en estos días trabajan recolectando los granos de las cebadas que han mimado desde el otoño y los de otros profesionales del campo que les encomiendan esta labor.
En cuanto a producción de cebada se refiere, estamos en un año «bueno» consideran. Las producciones rondan de los 4.000 a los 6.000 kilos por hectárea. Han cosechado alguna parcela con 3,8 toneladas por hectárea. En sus propias parcelas han obtenido rendimientos medios de 5 toneladas, en una, y de 4,5, en otra.
Hace unos años tomaron la decisión de adquirir una nueva cosechadora y retiraron dos que tenían más antiguas. Ahora llevan menos terreno pero aún así su gran cosechadora trabaja en El Campo de Peñaranda, Poveda de las Cintas, Aldeaseca de la Frontera y Cantalapiedra.
«Llevamos 10 días y habremos cosechado algo más de un 20 por ciento», calculan. Aún les queda por recorrer hectáreas. Aún así ya pueden hacer un diagnóstico y se han dado cuenta que las parcelas que están abonadas de una sola vez tienen menos producción que las que recibieron fertilizante en sementera y cobertera. Este año las lluvias han facilitado la asimilación de los nitratos y se verá traducido en mayor rendimiento productivo.
También saben que ningún año es igual y en tiempos de sequía una mayor carga de nitrógeno puede perjudicar al desarrollo del cultivo. No obstante, en esta zona se hacen las cosas bien, se sabe trabajar la tierra para hacerla producir. El tiempo es un factor imprevisible. El avance en el desarrollo tecnológico juega a favor del profesional y por ello las labores de cosecha cada año son más rápidas.
Ya casi nadie echa el cereal en las eras, o bien lo llevan directamente en sus remolques al almacén, a la cooperativa o la misma empresa que adquiere el grano pone el camión, descontando al agricultor un precio por este servicio. «Una vez que el cereal está en manos del almacenista poco se puede hacer», aseguran los agricultores en referencia a la variación del precio. No obstante hay quienes venden a un precio o esperan a una cotización de la Lonja posterior. El precio por las cosechas está muy condicionado por las exportaciones e importaciones y por el mercado exterior.
Ahora mismo «hay más oferta que demanda pero también dicen que han bajado las producciones en Rusia y Ucrania», comentan los hermanos Alberto y Agustín Lozano.
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