Pagó 15.500 euros por Urdangarín: «Un toro es un melón cerrado»
Ángel Abarca, el dueño del limusín más caro de la subasta de Salamaq, volvería a levantar la tarjeta. ¿Es rentable pagar tanto por un toro? Tratantes y ganaderos entran al debate
A pesar del momento actual de precios históricos en el ganado vacuno, ¿es rentable pagar por un toro los 15.500 euros que se alcanzaron por un ejemplar limusín en la última subasta de Salamaq? ¿Y los más de 10.000 a los que llegaron otros 5 toros en la misma puja?
El ganadero Ángel Abarca, nuevo propietario de Urdangarín, el toro de raza limusín que fue el más caro de la subasta celebrada el 8 de septiembre en Salamanca, no tiene dudas de que volvería a hacer lo mismo: pagaría los 15.500 euros porque tiene claro que «mi mayor ilusión es el ganado. Soy ya mayor, estamos en la vida de paso y estoy muy contento con la compra», explica. Reconoce que le gustaba también un toro de Concha Piquer que se subastaba, pero al final se decantó por Urdangarín, hijo del campeón Pocholo: era de la ganadería salmantina Mateos Corral, que conoce bien Ángel Abarca y le gusta.
Urdangarín ha pasado a ser el impulso de su ganadería, que ahora quiere reconvertirla hacia ejemplares puros. Eso sí, sobre la rentabilidad, tiene claro de comprar un toro y más a ese precio, asegura que nunca se sabe: «Un toro es un melón cerrado y hasta dentro de un año no se ven los frutos, pero tengo muy claro que hay que intentarlo». Y ahí está Urdangarín, como un «príncipe», destaca Ángel, y nacido para ser «mimado».
Hasta diciembre no lo juntará con vacas porque su nuevo propietario tiene claro que debe ir sin prisa, poco a poco. Su idea es que cubra entre 25 y 30 de las mejores limusinas al 75 % que tiene y luego, en lo que encuentre el ganado que le gusta, su idea es comprar unas novillas puras y empezar esta nueva aventura. Ya en su momento trabajó con genética, pero de ovino de leche. «Y lo malo de las ovejas es que ganas dinero, pero no vives nunca», cuenta Ángel, que llegó a tener 400 y otras tantas vacas. «En lo que te tienes que gastar dinero en una ganadería es en los sementales», señala, y recuerda un toro charolés que le compró en su día a Mariano de Diego y es «el más rentable que he tenido», dice. Ahora se inclina por limusín porque «es lo que pide el mercado». Espera buenas novillas, y en el mercado no cree que se encuentran ahora mismo por debajo de 3.000 euros. En su explotación acaba de quitar un toro que le dio 80 vacas en dos años y de canal fueron 830 kilos, lo que también ayuda a la rentabilidad a la hora de venderlo para carne, cuando llegue ese momento.
Dos de los tratantes más veteranos de Salamanca son Segundo Elices y Honorio Navarro. «El que quiere tener vacas, tiene que tener toro. Si te hace falta y lo tienes que comprar, no hay más remedio que pagarlo», señala Segundo Elices. Luego, sobre la rentabilidad, no se moja ni aún con los precios históricos actuales porque todo está, dice, en «cómo venga». Cree que puede dar 40 terneros al año y al precio actual ve posible ventas en torno a 1.500 por ejemplar. Pero aún así...
La idea de la incógnita la comparte Honorio Navarro. «Un toro puede ser el más caro del mundo y, al final, ser el más barato», señala. Y también al revés: «De un buen huevo suele salir un buen pollo, pero no siempre pasa eso». Él, por ejemplo, ha tenido una gran experiencia con dos toros fleckvieh pero, en cambio, compró ocho novillos en Francia, uno incluso con carta, y la experiencia no fue buena.
José Antolín Alonso, tratante y ganadero, mantiene que «cada explotación es un mundo». Y señala que a alguno a lo mejor prefiere tener tres toros de 5.000 euros cada uno por si «se estropea» alguno. «Desde luego, si tienes vacas de esa raza y quieres hacer hembras, te puede ser rentable», señala. En su caso, quita el toro a los 3 o 4 años, salvo que le salga «muy bueno» y, entonces, lo aguanta más. «Lo suyo -apunta- es tener lotes de 50 vacas por toro». Sobre el mejor destino para crías de un padre con alta genética mantiene que producir para vender con 200 kilos o cebar dependerá ya «de instalaciones y de cartera».
Raúl del Brío, ganadero y también vocal de la mesa de vacuno de vida, reitera que con un toro, «hasta que no se vean las crías, no se sabe». Él, en un caso de genética, apostaría por cebar. «Es donde un animal expresa su máximo potencial», señala. Luis Marcos, con cebadero, está de acuerdo, y, en su opinión, «todas las inversiones en genética, son buenas», y matiza que siempre los costes son altos. «Invertir en un toro así es bueno para genética y reposición», añade.