El municipio pionero en «animales bombero»
Morille tiene cabras, ovejas y gallinas para desbrozar y un vecino aporta burros. Lleva así unos tres años y ahora, después de los incendios, recibe llamadas de otros interesados en seguir sus pasos
En Morille se encargan de desbrozar una treintena de gallinas de raza castellana negra, una decena de ovejas también castellanas negras y cinco cabras de las mesetas. De vez en cuando y si la situación se complica porque además de comer es necesario pisar el terreno, un vecino presta a sus burros para que desbrocen parcelas municipales. Esto ocurre cada día desde hace aproximadamente tres años pero es ahora, con los fuertes incendios del verano, cuando se han incrementado las consultas a este municipio salmantino de apenas 200 habitantes para «copiar» la idea y extenderlo a otros. El Ayuntamiento fue pionero en apostar por este «desbroce natural» convencido de sus beneficios medioambientales, sociales, pero también económicos.
Su alcalde, Manuel Ambrosio (PSOE), explica que los animales pastan cada día por distintas zonas del municipio gracias al movimiento de cercados. El factor humano es importante y son trabajadores municipales los que se ocupan de llevar el ganado para atender las necesidades de desbroce, con especial incidencia en la zona del regato. Además de en la prevención de incendios, el alcalde destaca que se contribuye así «a la sostenibilidad» en un momento de disminución del ganado extensivo y el aumento de macrogranjas. También este proyecto incluye la apuesta por las razas en peligro de desaparición o que tienen un menor censo. En este caso, en Morille preocupan sobre todo las ovejas castellanas negras y las cabras de las mesetas, porque las gallinas crecen en censo.
En cuanto al balance económico, el alcalde no duda en señalar que es «positivo: es más económico que desbrozar», asegura desde la experiencia. De hecho, uno de los motivos que llevó al municipio a ponerlo en marcha eran los 3.000 euros anuales que tenía que invertir en tareas de desbroce. Y la solución la encontraron en esos animales, en tener sus propios rebaños.
A nivel social, Morille se ha convertido en un municipio diferente, donde la presencia de los animales es el día a día del municipio, lo que llama cada vez menos la atención de los vecinos, pero atrae a los visitantes también a la zona.
Además, este proyecto se ha alimentado con otros, como el puesto en marcha por el artista Alfredo Omaña, inmerso en la investigación de la mela de ovejas o aplicar pintura para marcarlas una vez esquiladas. Su curioso proyecto es de «pintado» de ovejas, como se hacía tradicionalmente, pero para crear mensajes. Cada animal lleva su palabra escrita y los animales, al moverse, «hablan».
Debido a los incendios, la Asociación Nacional de Ovino de Raza Castellana también ha visto incrementarse las llamadas interesándose por ovejas para desbrozar terrenos, o por cabras. Buscan unos cuantos animales para limpiar zonas pequeñas y llevar a cabo el desbroce natural todo el año. La Asociación advierte de la importancia del factor humano, de quién cuide el rebaño, y suele remitir a Morille como municipio pionero en animales bombero.