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La máquina que selecciona patatas recién llegadas del campo y capaz de escoger 100 toneladas de patatas por hora y de hacer a cada una de ellas 13 fotos para clasificarlas, está en Salamanca.
La campaña de patatas prácticamente ha finalizado en el campo y ahora queda la venta y selección de patatas en el caso, por ejemplo, de la cooperativa Aranpino. Esta campaña el estreno más sonado de este colectivo ha sido el seleccionador óptico de patatas, una máquina que con sus «dedos» realiza automáticamente la selección del producto, cuando antes eran necesario turnos de trabajadores. Una vez dada la orden, sólo requiere de una persona para gestionar los remolques y comprobar que la máquina funcione. De la máquina se ajusta la selección y luego la inteligencia artificial permite que su funcionamiento perfeccione la propia labor cuantos más datos suma.
Ahora mismo la seleccionadora óptica de Aranpino permite descartar las patatas que entran en la cinta y están roídas, cortadas, verdes, deformes o de color no deseado. Para cada defecto se ajusta la sensibilidad y, en caso de conflicto, envía imágenes al servidor del fabricante. Periódicamente se actualiza para mejoras. «Hay defectos que quita la máquina y no los ves pero están ahí», señala José Blázquez, gerente de la cooperativa.
La máquina dispone de rodillos separadores de tal forma que si por la cinta detecta una piedra o terrones, los separa. Cámaras en la parte superior realizan 13 fotos por segundo a cada patata después de que el rodillo les de la vuelta y, una vez hechas, da una orden a los «dedos» de la seleccionadora para quitar las no óptimas en función de los criterios seleccionados por el operador de la máquina. Puede seleccionar 100 toneladas por hora si la exigencia en la selección no es alta, algo que pasa, por ejemplo, cuando acaba de llegar de la tierra para almacenar y luego será sometida a una segunda selección.
Blázquez indica que de este tipo, de patata sucia, es la única seleccionadora que hay en España . «Es lo primero que se lanzó comercialmente», señala. La máquina llegó a Salamanca tras haberla visto trabajar en Francia y fue necesaria una espera de 7 meses porque se diseñan de forma específica para cada cliente, en función de sus necesidades. El precio que pagó Aranpino, unos 700.000 euros, aunque por los complementos que eligió. Fueron necesarios 5 camiones para su transporte. Ahora, una vez vista su funcionamiento en España, hay demanda y el tiempo de espera es mayor.
Para José Blázquez, gerente de Aranpino, la seleccionadora óptica es un salto para el sector y, en concreto, para su cooperativa porque ahora mismo se encuentra con socios mayores de 50 años y sin relevo generacional. «A esta edad lo que quiere ya la gente es tranquilidad, no complicaciones, y hay que facilitarles que sigan sembrando». El hecho de que haya funcionado ya la seleccionadora óptica de patatas ha aumentado la rapidez del proceso y eso ha contribuido que la mayoría de los agricultores tengan ya la sementera hecha. «Hay selectores ópticos para patata lavada desde hace años pero no para sucia», indica José Blázquez.
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