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El 31 de marzo de 2015, acabó el sistema de cuotas lácteas para el sector lechero en la Unión Europea. Los ganaderos habían convivido con él desde 1984, y este implicaba la limitación de la producción para evitar la sobreproducción; también incidía en los precios. El ganadero tenía que ajustar su producción al cupo del que disponía y, si no lo hacía y lo superaba, se exponía a pagar la supertasa, que era una multa por cada litro producido de más. La finalización del sistema de cuotas se vivió con vértigo, por el previsible aumento de la producción, pero también como una oportunidad.
José Alberto Martín, ganadero con vacas de leche en Terradillos, recuerda que tras el fin de las cuotas lácteas subió bastante la producción. «En España no pasaba nada porque se produjera más, ya que el cupo que nos asignaron no cubría la demanda, pero el problema vino por otros países. Fueron años de incertidumbre y se llevó por delante a las granjas más pequeñas y menos competitivas», señala. Y explica que, además, muchos habían invertido dinero en cupo, «que era un patrimonio que te valía hasta para pedir un préstamo, y eso se acabó ahí». También advierte que la industria «tiró a pagar lo mínimo». «Ahora tenemos buenos precios», reconoce. Es un sector en el que ve imposible «empezar de cero» y para el que no se encuentra mano de obra. Ve el futuro del sector complicado en Salamanca, no así en comunidades como Galicia, que ya concentra el 41,5% de toda la leche de España.
Diez años después del fin del sistema de cuotas, en la provincia de Salamanca hay casi la mitad de productores de leche de vaca que en aquel momento. Si en marzo de 2015 el número de ganaderos era de 82, ahora —según datos de la Junta de Castilla y León de 2024— son solo 44. El censo de vacas lecheras ha bajado, pero no en la misma proporción que el número de ganaderos, y se ha pasado de las 4.824 censadas en noviembre de 2014 a las 4.646 de ese mismo mes en 2024. Aun así, se ha incrementado de forma notable el número de toneladas de leche entregadas desde la provincia de Salamanca, que han pasado de 44.984 en la campaña 2014-2015 a 47.892 en 2024 (los datos del periodo correspondiente entre el 1 de abril de 2024 y marzo de 2025 aún no están cerrados).
En estos diez años, ha habido periodos de asfixia en precios, que han llevado a los ganaderos a dar la voz de alarma por un valor tan bajo de la leche que hacía inviable este tipo de explotaciones y provocaba su cierre, como así ha sido. En 2023, por ejemplo, fue el presidente de la Asociación de Salamanca de Raza Frisona quien advertía de una situación considerada insostenible, y eso que el precio del litro de leche era superior al actual, pero los costes de paja, luz y alfalfa eran muy elevados.
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