«Deberíamos tener derecho a contraanálisis en tuberculosis: estamos indefensos»
Una ganadera salmantina impulsa un movimiento para promover cambios en la legislación «y salvar la ganadería». «Los ganaderos tienen miedo: se les multa o se les amenaza»
Salamanca—Ana García trabajaba en Londres, en comercio exterior, y volvió a España con el objetivo de impulsar la raza morucha fuera de las fronteras. Hija, nieta y biznieta de ganaderos y con finca en Castillejo de Martín Viejo, se ha afanado por participar en ferias hasta que este año un positivo en tuberculosis le impidió estar en Salamaq. Ahora se ha marcado como objetivo ser la voz de otros ganaderos e intentar cambiar la legislación. «Me pongo a disposición para recibir las quejas de los ciudadanos y hacérselas llegar al organismo correspondiente con tal de mejorar el sistema que tenemos», señala.
¿Por qué quiere cambiar la legislación?
—Me vine de Londres para promocionar la raza y me siento orgullosa. Ahora he visto que las leyes se contradicen y si seguimos así, vamos a perder la ganadería. Afecta a la sociedad, no solo a los ganaderos.
¿Qué aspectos concretos ve necesario modificar?
—Han desaparecido miles de explotaciones en Castilla y León y eso repercute en el precio de la carne al consumidor, que al final sólo va a quedar para millonarios. Si te marcan un animal, te bloquean. Si resulta que ese animal luego es apto para el consumo, pido que no bloqueen al ganadero. Con la tuberculosis hay muchas ganaderías que no pueden sobrevivir. Si sale un positivo, te obligan a sacrificarlo a los 15 días, aunque lo tengas aislado. Puede ser que, a lo mejor, el veterinario que lo marque no tenga experiencia o también ocurre que las pruebas no son 100 % fiables. El ganadero se encuentra luego con un abuso que existe en compradores: como tu ganadería está marcada y tiene que ir a «cebadero sucio», te pagamos la mitad.
¿Por qué no hizo contraanálisis en la añoja marcada y que sacrificó?
—No me han dado la oportunidad de saber si la vaca estaba buena o mala. Ellos mismos tienen el laboratorio que llevan ellos mismos. El acta del veterinario reconoce que tengo al animal aislado de otras explotaciones y animales, pero lo tienes que matar en 15 días y si no, te multan. Tenía a la vaca aislada porque tengo instalaciones preparadas para aislar animales y quería más tiempo antes de que la sacrificaran, pero no fue posible. Quiero que quede claro que los primeros interesados en que no haya tuberculosis somos los propios ganaderos: perdemos económicamente y perdemos genética. Por ejemplo, solo 30 ganaderos en todo el mundo tenemos raza morucha de capa negra. Nuestra lucha es que los animales estén sanos. Pero no me dio tiempo a traer a otros para analizarla.
¿Le compensa la indemnización que le dan por el animal sacrificado?
—No te da ni para transporte. Y, además, en esta caso no era un animal para venta de carne, era genética, es patrimonio genético. Es una raza en peligro de extinción y sin cruces. No se trata solo de dinero. Noto que los ganaderos tienen miedo y yo no me voy a quedar callada.
¿Miedo a qué?
—No hay derecho a expresión, se les multa o amenaza. Yo no quiero ayudas, solo justicia y que cada uno pueda vivir de lo suyo. Que no le maten ganaderías así. Todos comemos del campo y el campo siempre ha estado ahí. Yo me comprometo a llevar quejas de los ciudadanos, porque nos afecta a todos, y a transmitirlas. No tengo nada que perder, puedo dedicarme a otra cosa: vivía en Londres y no del campo.
Dígame algunas de las «injusticias» que detecta.
—Por ejemplo, cuando cogí la explotación, hace casi 11 años, quité al ganado las bolas de sal y lo aislé de donde podía haber corzos, vallé y veo que deberían cambiar la normativa porque luego nos obligan a dejar pasos para la fauna en las fincas. Eso es algo que no tiene ni pies ni cabeza: o protegemos la salud de nuestros animales, o controlamos la fauna silvestre.
Hay más cosas: nos dicen, por ejemplo, que los buitres están en peligro de extinción, pero también lo están mis vacas. Que digan qué prevalece, si los buitres o mis vacas, porque los buitres atacan a las vacas.
Y luego, los buitres atacan al ganado pero porque no dejan que la naturaleza siga su curso, no nos permiten dejar animales muertos en el campo y los buitres están muertos de hambre porque no hay animales ni en las buitreras. Nos obligan a recoger animales muertos para no contaminar y luego es el camión el que va de explotación en explotación. Son muchas más cosas. Pero desde luego, además, teníamos que tener derecho a un contraanálisis por la tuberculosis porque los ganaderos estamos indefensos. Si seguimos con la legislación actual, vamos a perder la ganadería. Hay otra cara oscura de la moneda: que pretendan meter carne de otros países y no cumpla con las leyes sanitarias que nosotros sí tenemos que cumplir.