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Agricultores de la localidad de Garcibuey piden soluciones ante la cada vez mayor presencia de ciervos y los problemas que causan en sus explotaciones. Denuncian, y así lo han manifestado, que los daños en el viñedo son grandes y piden a la Junta de Castilla y León que autorice batidas. «Cada día le tocaa uno», aseguran. «Los ciervos nos dejan sin viñas en Garcibuey y queremos soluciones», asegura el agricultor Mariano Andrés San Gabriel. Se reunieron afectados para compartir el alcance de los daños en sus parcelas y coincidieron en que convivir con corzos o jabalíes no provocaba tantos como ahora los ciervos. «Son animales de hasta 200 kilos, unos bichos enormes que se comen hasta la raíz. El corzo es un animal más selectivo, que come poco y con los jabalíes hay más controles», señaló Andrés San Gabriel.
En Garcibuey están acostumbrados a ver a los corzos a cualquier hora del día, desde temprano. Es cuando se va el corzo cuando entra el ciervo, en torno a las 11 o 12 de la noche y está hasta las cinco de la mañana, más o menos, y luego se esconden», explican los vecinos de Garcibuey. «Cada día cuando vamos a las viñas las hay arrasadas por los ciervos». En Garcibuey viven un centenar de vecinos y la mayoría tienen frutales o viñedo, que es la actividad que mantiene al pueblo con habitantes durante el año. Temen que si siguen los ciervos alimentándose de los viñedos, el daño para la agricultura sea irreversible.Mientras esperan la posibilidad de esperas, probarán repelentes.
Si el ciervo es una preocupación en lugares como Garcibuey, en otras lo es el meloncillo, que ataca al ganado y cada vez es más abundante.
Las denuncias por ataques de buitres a ganado vivo no han cesado tampoco y las organizaciones piden compensaciones para los ganaderos que sufran estas bajas, como las hay por ataques de lobos. El pasado 20 un ganadero de Ciudad Rodrigo sufrió la muerte de una vaca por ataques de buitres, que también denunció ASAJA en febrero en Ledesma y un mes después, en San Pedro de Rozados y en Tamames.
En cuanto a los agricultores, uno de los problemas son las palomas y otros pájaros, que dificultan el desarrollo de los cultivos especialmente en las zonas más próximas a la capital salmantina, donde también cada vez son más abundantes.
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