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El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está como el Gobierno del marido de Begoña, o peor. Es decir: mal o muy mal. Una buena prueba de ello es la agenda de hoy de los altos cargos. De entrada, el sanchista, y ahora también «leirista», Luis Planas, asiste a la reunión del Consejo de Ministros; la verdad es que me gustaría poder mirar por alguna rendija lo que sucede en uno de estos encuentros: lo que dice Pedro Sánchez, la actitud de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la que su jefe calificó de «pájara» y así sucesivamente. La de hoy podría ser una reunión más que interesante tras lo sucedido ayer con el Fiscal General del Estado. Supongo que Planas se pondrá de perfil ante la que está cayendo.
La número dos del Ministerio es la secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación, que justamente no tiene competencias ni en agricultura ni en alimentación, entendidas como tal, y que más bien podría denominarse Secretaría de Estado de «Coros y Danzas». Pues bien, Begoña García Bernal, que así se llama la titular de este puesto, a la que Luis Planas tiene puesta la proa, inaugura hoy un Simposio Internacional denominado «Empoderamiento de las mujeres a través de la innovación en los sistemas agroalimentarios del Mediterráneo». No digo yo que el tema no sea importante. Tan solo describo lo que figura en la agenda. Del subsecretario, el que de verdad manda en el Ministerio, no se pone nada, por lo que sigue con su perfil discreto y sombrío, de casi un comisario político. La secretaria general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria, Ana Rodríguez, inaugura la jornada organizada por la Red PAC denominada «Agricultura y ciencia, un dialogo necesario para una agroalimentación próspera». Finalmente, la directora general de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria, Isabel Bombal, participa en la clausura del «VIII Encuentro de Emprendedor@s Ruraltivity», que no se muy bien lo que es.
Nada figura en la agenda pública de altos cargos del Ministerio sobre el estudio y búsqueda de soluciones para el grave problema de falta de rentabilidad que tienen en estos momentos los agricultores cerealistas, o sobre el enconamiento del conflicto con los veterinarios o sobre los otros asuntos de vital importancia para el campo español que están encima de la mesa. Me cuentan desde la sede del Ministerio que la situación allí es de «sálvese quien pueda», intentando colocarse de cara al futuro. Mientras tanto, no hay orden ni concierto, casi nadie hace nada a pesar de que nos encontramos en puertas de la negociación del Marco Financiero de la UE 2028-34 y de la nueva PAC. Vamos, y en resumidas cuentas, que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación bien podría denominarse también el Ministerio de Coros y Danzas, con el ministro ataviado para la ocasión y bailando, bien una muñeira, una jota, una sardana o unas sevillanas, con ese arte que se le presupone para estos menesteres.
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