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Los agricultores y ganaderos franceses han vuelto a las andadas, es decir, a las protestas. El domingo tuvieron lugar las primeras movilizaciones, que continuaron ayer en diversos puntos del país. Salvo sorpresa de última hora, seguirán en las próximas jornadas. La chispa que ha encendido la mecha esta vez son las negociaciones con Mercosur para lograr un acuerdo comercial de amplio espectro, algo que rechazan los galos, incluido su Gobierno. Se lo dejó muy claro el primer ministro, Michel Barnier, en su visita la semana pasada a los responsables de la Comisión Europea. Para las autoridades de París el cierre del citado acuerdo, que abriría todavía más el mercado comunitario a la entrada de un buen número de productos agrarios de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, es una «línea roja» en la que no van a ceder. Más claro, agua. Pero el asunto de Mercosur no es el único que preocupa a las organizaciones agrarias francesas más importantes. También quieren mostrar su descontento porque una buena parte de las medidas que se pactaron a principios de año para poner fin a las masivas protestas de entonces no se han puesto en marcha, con enorme enfado de los agricultores y ganaderos. La gran incógnita ahora mismo es saber si esta oleada de movilizaciones tendrá continuidad en las próximas semanas y llegará a ser tan importante como la de hace diez meses. La respuesta se conocerá en los próximos días.
En este punto también cabe preguntarse si habrá contagio a otros Estados miembros de la UE, como sucedió entonces, y si llegará a España. Aquí hay preocupación respecto a lo de Mercosur, aunque no tanta como en Francia, a pesar de que el Gobierno galo rechaza el acuerdo, mientras que el Ejecutivo presidido por el marido de Begoña y su ministro de Agricultura, el sanchista Luis Planas, apoyan fervientemente este pacto. Además, en lo que respecta a las medidas y ayudas anunciadas entonces con el fin de acabar las protestas hay división de opiniones. A finales de invierno y finales de primavera Planas y su equipo cerraron un acuerdo con dos organizaciones: la UPA, que dice que se están cumpliendo casi todas; sin embargo, la Unión de Uniones considera que las cosas no están tan claras. ASAJA y la COAG no se subieron al carro, no se sumaron al acuerdo y, por lo tanto, no han participado en las negociaciones. Desde fuera consideran que no se han dado soluciones a las reivindicaciones planteadas en las masivas protestas del pasado invierno. Y así es cómo están las cosas en estos momentos aquí, mientras el PP anda promocionado a Luis Planas como posible sustituto de Teresa Ribera en la Comisión Europea, si lo de esta última no acaba saliendo adelante ¡Menuda vista tienen los de Feijoo para estas cosas!
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