Cara y cruz de la ganadería
El ganado vacuno está registrando niveles históricos en los precios en origen un día y otro también
Es un hecho evidente que 2025 está siendo un buen año en lo que respecta a precios en los subsectores ganaderos más importantes para la provincia de Salamanca. Pero eso no debe hacernos perder la perspectiva, porque hay muchos problemas por medio, que tarde o temprano van a pasar factura. Primero, la parte positiva. El ganado vacuno está registrando niveles históricos en los precios en origen un día y otro también; parece que esta tendencia se va a mantener durante los próximos meses, simplemente porque faltan animales, aunque la cabaña ya se ha recuperado un poco según el censo del Ministerio de Agricultura de mayo de este año, que ofrece una comparación con las cifras que había doce meses antes. En el caso del porcino ibérico se anotan subidas tras subidas en cada sesión de los lonjas y hace ya mucho que los precios están en niveles históricos; el censo de este tipo de animales alcanzaba en mayo 3,4 millones de animales, frente a 3,04 de 2024 o los 3 millones que se hubo durante la pandemia. Por Comunidades Autónomas, la primera era Extremadura con 1,27 millones, seguida de Castilla y León con 1,06; destaca el importante incremento que se ha registrado en Murcia, que ha duplicado sus cifras hasta alcanzar las 245.000 cabezas. Finalmente, en ovino los precios también están siendo este año muy buenos, en líneas generales, con algunos altibajos eso sí. Per, como decía al principio, esta bonanza no debe hacernos olvidar los problemas que existen. Unos son de carácter general y otros específicos. Entre estos últimos destacan, en vacuno y porcino ibérico, que los animales pequeños también cuestan mucho. En ovino tienen que lidiar con los ataques del lobo un día sí y otro también. Y en lo que respecta a los problemas de carácter general destaca, en el caso de la ganadería extensiva, todo lo relativo a la sanidad animal, desde la tuberculosis a la lengua azul, por citar tan solo dos ejemplos. Pero hay uno que brilla con luz propia sobre todos los demás: la falta de relevo generacional, porque los jóvenes no quieren incorporarse a la actividad agraria, y especialmente a la ganadera, dado «lo esclava» que es, por utilizar una expresión muy frecuente entre ellos. Como ya he escrito en varias ocasiones, hace falta de forma urgente un plan de apoyo especifico para la ganadería extensiva. Esto no admite más demora y debería contemplarse tanto en la próxima reforma de la PAC, como en las medidas que se adopten a nivel nacional y, por supuesto, autonómico. Se «matarán así dos pájaros de un tiro» porque se contribuirá a fijar población en el medio rural y en los pueblos más pequeños. ¡Ya estamos tardando! Eso por no hablar de las repercusiones para los consumidores en forma de subidas de precios.