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La abundancia de topillos ya es muy visible en Salamanca y así lo han denunciado agricultores que, a través de ayuntamientos u organizaciones agrarias como la Unión de Pequeños Agricultores -UPA-, lo han puesto en conocimiento de la Junta de Castilla y León.
Carlos Sánchez, secretario general de UPA Salamanca, señaló este martes que estos roedores están ya muy presentes en las comarcas de Peñaranda de Bracamonte, Alba de Tormes, Salamanca o La Armuña y augura que, si no se actúa, será una plaga, de ahí que exija «medidas preventivas» a la Junta de Castilla y León.
UPA ha pedido a los agricultores y vecinos de municipios que, si ven topillos, informen en las secciones agrarias comarcales, como así se está haciendo. Algunos ayuntamientos afectados ya han comunicado a la Junta de Castilla yLeón la presencia de estos roedores en sus municipios.
Como medidas, y después de la experiencia de 2007, UPA pide la limpieza de cunetas, con máquinas o con herbicidas; que se evalúen tratamientos eventuales de plaguicidas en zonas donde la amenaza es más grave; o, entre otras, actuar sobre terrenos no cultivados donde los topillos tienen reservorios.
El Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León -ITACyL-, que depende de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, ha publicado un aviso informativo en el que advierte de que el topillo campesino «eventualmente experimenta fenómenos naturales e inevitables de incrementos demográficos explosivos» y señala que está ocurriendo uno de esos fenómenos. Apunta a que pasa en zonas vinculadas con Tierra de Campos, «si bien de forma no excluyente para otras zonas de Castilla y León».
Como consecuencia de lo anterior, insta a la vigilancia a los agricultores y agentes responsables, así como a la ejecución de las medidas fitosanitarias emitidas como recomendaciones. En concreto, fija el umbral del tratamiento ante las primeras evidencias de colonización, después de asegurarse de que hay presencia de topillo campesino, y advierte de que, «cuando el grado de colonización es alto», pueden resultar inviables en su ejecución. Las medidas, apunta, deben realizarlas los titulares o responsables de cada tipo de superficie considerada en función de su viabilidad técnica, los condicionantes climáticos y la disponibilidad de medios.
El pasado septiembre, el Observatorio de Plagas del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) advirtió ya del riesgo, al señalar hace ya seis meses que la evolución entonces de las poblaciones «no permitía descartar el incremento demográfico explosivo». La Universidad de Valladolid, a través de un estudio, advirtió en diciembre de una posible plaga esta primavera. Y en enero, tras la reunión de expertos (Comité de Roedores), la Junta pidió al Gobierno central, diputaciones y Confederación Hidrográfica del Duero -CHD- su colaboración en prevención.
En Palencia, la más afectada ahora, la organización agraria ASAJA ha pedido a la Junta que financie «una solución real y eficaz». Advierte de los efectos sobre la salud humana y señala que en dos décadas ha habido seis plagas «de diversa intensidad» (2007-2008, 2009-2010, 2011-2012, 2013-2014 y 2016-2017).
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