Potros salvajes

Los festejos de rejones son para los amantes de los caballos y para los buenos aficionados. Yo no debo ser ni una cosa ni la otra. Cuando entro a la plaza y veo que no están pintadas las rayas tengo la sensación de que allí se van a desperdiciar seis toros, pero cuando llega un tipo como Diego Ventura a uno le cambia la perspectiva.

Algo así deben pensar muchos de los jóvenes abonados que se encuentran en la grada y en la andanada de sol. Bajo techo corría el vino que daba gusto y a la muerte del tercero aquello parecía una cuadra de potros salvajes. Cantaron hasta en tres ocasiones el ¡Que viva España! de Manolo Escobar y cerraron la boca cuando no les quedó más remedio que admirar la obra de Ventura al quinto.

Desbocados acudían a la plaza los alcaldes que habían estado celebrando el Día de la Provincia en el Palacio de Congresos. Decían que este año la manduca era más escasa y que para el año que viene parece que tendrán que conformarse con unos pollos de Ivanrey. Cada 21 de septiembre el regidor de Barruecopardo, Jesús María Ortiz, tiene su hueco reservado. Eso de ser el diputado de Tauromaquia le da poder para elegir fecha en la zona noble. Le acompañaba su compañero en La Salina José Roque Madruga, al que algunos malvados le seguían llamando José Mesa. Cuánto cabronzuelo suelto... En el mismo burladero, los alcaldes de Aldeatejada, Enrique García; Tordillos, Ángel Luis Alonso, Ledesma, Exuperancio Benito, Aldeasaeca de Alba, Roberto Núñez; y los de Berrocal de Salvatierra, Manuel Ramos, y Salvatierra, Eusebio García, que tuvieron una dura pugna en el patio de caballos para ver qué pueblo era más importante. Ponía cordura el delegado de la Junta de Castilla y León, Eloy Ruiz. Más calmado en la ultima fila del tendido 8 estaba el regidor de Santa Marta, David Mingo, que acompañado de su mujer se distrajo comiendo una bolsa de pipas.

El público de los caballitos, compuesto por outfit y percha, nada tiene que ver con el de las corridas de los artistas. Llegaba a la plaza como mutilado para el arte del rejoneo; más percherón y menos figurón, eso sí más sano y disfrutón. Por allí se dejó ver Ismael Martín, que llegaba con el bocado puesto, porque hoy se enfrenta a la tarde de mayor responsabilidad desde que tomó la alternativa. Hace el paseíllo en La Glorieta en la corrida concurso de ganaderías en la que también tiene un reto importante el criador Lorenzo Espioja.

El presidente de la Confederación de Empresarios Salmantinos, Antonio Rollán, tampoco falló a los toros y se situó en el mismo burladero que la semana pasada ocupó el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja. Cerca de Rollán estaba el ganadero de la tarde, Félix García-Cascón Sánchez -enhorabuena-, que antes de arrancar el festejo daba buena cuenta de una bebida espiritual junto al también criador, Fernando García, y a Manuel Martínez Erice, apoderado de Sergio Galán.

A falta de Isabel Aaiún, quien mejor sabe lo que es ser un potro salvaje es Ángel Rufino de Haro, El Mariquelo, que entró en la plaza sin su jaca, pero que presumió de haber interpretado el hit del verano junto a la creadora del mismo. Cualquier día le vemos desbocado en un talent show televisivo. El nivel, lo da. En el caso de que se anime puede pedir consejo al presidente de la Asociación de Hostelería, Jorge Moro, que no hay día que no recuerde en La Glorieta la brillante intervención que tuvo en directo con Risto Mejide para defender que la fiesta no está peleada con la Universidad y que tiene que haber tiempo para todo, para tomarse las copas, para descansar y si sobra un rato, para ir a clase.

Hoy llega a su fin el tripartito de Feria que nos ha planteado la empresa. Será buen momento para ver si los potros llegan salvajes a la grada o si por el contrario lo hacen domandos para ver a José María Manzanares.

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