Morante... y la sorpresa de un año histórico de principio a fin
50 actuaciones sirvieron al maestro para proclamarse el rey del toreo en la campaña más contundente de su vida, escrita a base de acontecimientos con los que ascendió a la cima más alta de su carrera, que escribió en su mayoría con reses salmantinas. En esa cumbre, con 46 años y 28 de alternativa, se cortó la coleta en Las Ventas de manera inesperada para conmoción del toreo
La histórica temporada de Morante la firmó en clave salmantina. No en vano, gran parte de sus muchos hitos vinieron de la mano de toros criados en el Campo Charro. Garcigrande se llevó la palma en la enésima genialidad de Justo Hernández. Fue la divisa que más toreó y con ella hizo historia. Un absurdo descabello y una cicatería presidencial le dejaron sin puerta grande en San Isidro, en la obra más rotunda de las seis que firmó Morante este año en Madrid, por encima de las dos que certificó en volandas. Entre esta y la salida a hombros de Beneficencia protagonizó un trasteo genial en Ávila; y tras Las Ventas llegó la apoteosis de La Glorieta con Repique, al que le cortó el rabo, el mismo premio que en la prodigiosa faena en la noche de los candiles de Marbella. Del éxito de Marbella a la cornada de Pontevedra, que le infirió Coraje partiendo en dos la temporada que cerró, como su carrera, en Las Ventas el domingo con Tripulante, al que desorejó bajo el clamor segundos antes de irse a los medios y cortarse la coleta entre la conmoción y sorpresa de todos. Todo eso fue con Garcigrande. Ponía así fin a una campaña histórica, memorable, deliciosa, intensa y extensa. 50 paseíllos a los que hubiera sumado otra docena que perdió estando herido. De ese medio centenar, más de la mitad (27) fueron con reses charras. De Garcigrande y ocho hierros más...
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Fue un año comprometido, de rivalidad y competencia. Se proclamó como el rey del toreo y además como un torero taquillero, una vitola que no acompañó antes al maestro. Esa intensidad de la campaña la tuvo de manera apoteósica en el gran circuito: en Sevilla cortó las dos orejas a un toro de Domingo Hernández en una actuación que será recordada por los siglos por un portentoso saludo de capa con largas a una mano ligadas con una emoción indescriptible. Su primera puerta grande en Las Ventas tras una alternativa de hace 28 años (Burgos, 1997) tuvo su continuidad de la salida a hombros de Pamplona; cuando ya se había desatado la guerra abierta con Roca Rey, que duró hasta Sevilla por San Miguel. Las idas y venidas de Morante no frenaron ni la expectación que generó, ni su ambición. Menos aún la explosión de su toreo, independiente de los escenarios que no midió porque incluso hizo acontecimientos de las plazas menores dentro de una campaña de una tremenda, e impropia, regularidad en el triunfo en toreros como él. Aunque como él no hay ninguno. Porque el Morante más prodigioso que apareció este año no fue solo el torero artista y exquisito. El valor que siempre tuvo, el compromiso, la profundidad, la variedad y, por encima de todo, la pureza le dispararon a años luz del resto. De sus 50 tardes, 22 salió a hombros; y en ocho más cortó una oreja. Morante fue mucho más que trofeos y puertas grandes. Morante es toreo de pasión y sensaciones. Y eso es lo que hizo, una temporada apasionante que cerró, sin previo aviso y conmoción para el mundo, con la sorpresa del adiós, quitándose el añadido con el mundo rendido a sus pies.
Tres alternativas y dos fueron a toreros salmantinos
Morante de la Puebla concedió tres alternativa a lo largo de esta temporada, y dos de ellas fueron a los dos últimos salmantinos que se han convertido en matadores de toros. A Javier Blanco le cedió los trastos el 5 de abril en Moralzarzal (Madrid) para que estoqueara a Rabioso de Domingo Hernández; mientras que dos meses y un día después, el 6 de junio, hizo matador de toros a Marco Pérez en Nimes, que se doctoró con el toro Alumno, de Garcigrande; y ocho días después protagonizaron un memorable mano a mano en La Glorieta, de la que salieron a hombros en laque fue la presentación en España de Marco Pérez, como matador de toros. Además de los dos espadas charros, Morante de la Puebla también fue el padrino de la alternativa de Javier Zulueta el pasado 28 de septiembre en La Maestranza de Sevilla, donde se doctoró con el toro Lanudo de Núñez del Cuvillo.
Los detalles
—Tres divisas charras en el top 5 de las divisas.Garcigrande fue la ganadería que más toreó en toda la temporada: Fueron 17 de los 102 astados que estoqueó esta campaña, donde se las vio con nueve ganaderías salmantinas diferentes: García Jiménez (14), Domingo Hernández (8), Capea (3), Puerto de San Lorenzo (3), Vellosino (3), Loreto Charro (3), Criado (2) y El Pilar (1). El Top 5 de las divisas por las que más apostó y que encabezó Garcigrande se completó con García Jiménez (14), Juan P. Domecq (11), Cuvillo (10) y Domingo Hernández (8).
—Jerez, Salamanca y Marbella... de rabo. Morante firmó tres faenas premiadas con los máximos trofeos: cortó un rabo en Jerez a Ganador, un toro de Álvaro Núñez (23 de mayo); otro a Repique de Garcigrande en Salamanca (14 de junio); y también a Deriva, astado de esta misma ganadería en Marbella (8 de agosto).
—Gran regularidad en las faenas de dos orejas. En las 50 corridas de toros que toreó este año Morante protagonizó 18 faenas de dos orejas: Almendralejo, Moralzarzal, Estepona, Marbella, Navalcarnero, Don Benito, Almodóvar, Úbeda y Zafra entre las plazas de tercera; Jerez, Ávila, Aranjuez, Salamanca, Granada, El Puerto de Santa María (dos veces) en las de segunda categoría; y Sevilla y Madrid, entre las plazas de primera categoría.
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—Talavante y Juan Ortega, con los que más toreó.Morante toreó con 31 diestros en 2025; y fue Alejandro Talavante con quien compartió más paseíllos (16), seguido de Juan Ortega (15). Con seis aparecen Manzanares, Borja Jiménez, Roca Rey y Tomás Rufo.
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