Marco Pérez, otra conquista, suma y sigue
El salmantino sale triunfador de Huesca junto a Talavante tras cortar dos orejas a los toros de El Torero y saborea su quinta puerta grande consecutiva tras la reaparición del 24 de julio en Santander
LA FICHA
-
Huesca. Tercera de abono de la feria de la Albahaca. Lleno en los tendidos en tarde entoldada con molesto viento.
-
GANADERÍA 6 toros de El Torero, de justa y agradable presencia y geniudos en conjunto, salvo el 1º, que fue el mejor. Complicado y violento el 2º; con movimiento pero sin entrega el 3º; reservón el 4º;a menos el rajado 5º; noble y templado el 6º.
-
DIESTROS
-
TALAVANTE Esmeralda y oro Estocada (dos orejas); y estocada casi entera trasera y habilidosa, con dos descabellos (silencio).
-
EMILIO DE JUSTO Botella y oro Estocada (palmas tras aviso), y gran estocada (oreja).
-
MARCO PÉREZ Grana y oro Media estocada tendida y trasera (oreja);y estocada atravesada que hace guardia (oreja tras aviso).
El encierro de El Torero sacó geniecito y no lo puso fácil a los toreros, salvo dos toros, el que abrió la función y el que la cerró, que tuvieron buen son, aunque escasa fortaleza y fondo. A la exigencia del ganado se sumó un molesto viento que lo complicó más si cabe sin ayudar a limar las asperezas de los toros criados en Las Salinas de Hortales. Con uno de cada palo, Marco Pérez amarró su quinta puerta grande consecutiva tras reaparecer el 24 de julio en Santander del percance de Alicante. Buscó pronto el calor del público en cuanto se abrió de capa con el tercero, al que saludó con un animoso recibo a pies juntos en los que ganó pasos rectificando siempre en cada embroque. Apenas recibió castigo Hablador en su único puyazo en el que se partió la vara que empleó Puchano. Marco Pérez ordenó dejarlo crudo. De ese pobre castigo derivó el incómodo e informal juego que tuvo el de El Torero en la faena en la que le faltó la entrega que no escatimó el torero en un trasteo movido y animoso. Alternó las manos el torero con un oponente que ofreció demasiadas aristas por el pitón izquierdo y corto recorrido por el derecho. Por uno y otro lado lo trató Marco con habilidad y ligereza, antes de cerrar con circulares por la espalda y desplante a cuerpo limpio y un nuevo epílogo por manoletinas.
Recibió con dos largas a una mano a sexto, al que bajó los humos de un breve y buen puyazo Alberto Sandoval. Marco decidió otra vez medir el castigo para quitar por chicuelinas rematadas con una serpentina. Brindó al público antes de firmar una obra de mayor asiento, gusto, trazo y más ajustado embroque que la primera. Firme y aplomado. Tiró de él despacio con la izquierda tratando de alargar unas embestidas nobles a las que le costó desplazarse cada vez más. Tuvo bondad el toro y poca duración. Se acabó muy pronto con apenas exigencia. Viendo las limitaciones, apretó y exigió Marco con la mano derecha para aprovechar rápido a su oponente y, de inmediato, lo mismo con la zurda. Aguantó al final parones y miradas en busca del buen toreo y terminó metido entre pitones en una faena larga a la que le faltó medida en su ansia por amarrar el triunfo y redondear la tarde. De nuevo un doble cierre, primero por molinetes de rodillas y por luquecinas después con Guarro, que así se llamaba, ya aplomado.
Talavante desorejó al buen primero sin dejar demasiado recuerdo tras un trasteo al que le faltó contundencia;mientras que con el cuarto, que se puso a la defensiva muy pronto y probón, no se confió en un trasteo precavido en el que siempre estuvo al hilo del pitón.
Emilio de Justo le dedicó demasiado tiempo al peligroso segundo que, geniudo y bronco, viajó siempre con el freno de mano puesto. Y meritorio estuvo con el quinto, cuando más azotó el viento. Se asentó en faena en la que tragó mucho y tiró de él con firmeza. Protagonizó la estocada de la tarde, por la contundencia, rectitud de la suerte y por la colocación de la espada. Por sí sola valió el trofeo.