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Sincero, humilde y valiente. Juan Ortega rompió su silencio para poner fin a las especulaciones y a las mentiras, casi dos meses después de dejar a Carmen Otte, su ex novia, plantada en el altar. No buscó exclusivas ni llenarse los bolsillos entregando su verdad a los platós de televisión en programas del corazón que le ofrecieron fortunas y se sentó con Carlos Herrera, en la Cadena Cope, para hablar por primera vez tras su «espantá» y a apenas una semana de comenzar su campaña en México. Y, de inmediato, Valdemorillo (Madrid) y Ciudad Rodrigo, como punto de partida en España a la temporada más importante de su vida. Asume las culpas y se declara como único responsable de la decisión tomada:«No hubo terceras personas», afirmó antes de puntualizar: «El matrimonio es lo suficientemente serio como para hacerlo con dudas. No quería ni traicionar a Carmen ni traicionarme a mí».
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Afirmó Juan Ortega que no pensaba que su paso atrás iba a tener la repercusión que «ha tenido todo, ni el follón que se ha montado» después de su negativa a presentarse en el altar el 2 de diciembre en la anunciada boda en Jerez de la Frontera; aunque confesó arrepentirse de los tiempos que usó para tomar esa decisión: «Lo asumo y lo gestioné mal», pero sí manifestó que el dolor, antes o después, «hubiese sido el mismo». Ante la opción de una posible reconciliación no supo dar una respuesta a Carlos Herrera: «No te puedo responder, lo único que tengo claro es que por nada del mundo me perdonaría volver a hacerle daño a Carmen», en referencia a su ex novia, a la que definió como una «mujer 10», y de quien reconoció que le aportó «mucho», como persona e incluso como torero: «Siempre luchamos para que esto saliera adelante en los momentos de dificultad;pero el corazón y los sentimientos mandan y eso ya no se pudo controlar», dijo en los micrófonos de Herrera en Cope.
Ortega desveló que «la primera persona» a la que llamó aquella misma mañana del 2 de diciembre para decírselo fue a Carmen: «Estaba yo solo en la habitación, luego llamé a mis padres y después al cura». La conversación con Carmen la definió como «dura», por el momento y la circunstancia:«Se terminaba ahí la relación con una persona a la que quieres, en ese momento lo menos importante era la boda». Matiza que «lo fácil» aquella mañana habría sido «seguir adelante», pero «venía arrastrando una serie de dudas que no podía responder». De ahí su decisión. Sabedor de que este affaire le va a perseguir mucho tiempo dice que asume todas las consecuencias y lo que le venga y sólo se atrevió a pedir que dejen tranquila a Carmen y a su familia:«Ellos no tienen ninguna responsabilidad y, en todo este tiempo, han sido un ejemplo. Yo he sido el único responsable de lo que pasó y si durante un tiempo me tienen que avasallar los medios, lo asumo». Discreto, amable y educado, al salir de la emisora declinó hacer más declaraciones sobre este asunto: «Ya está dicho todo». Y es probable que ahí se quede.
Confía en que el tiempo ordene las cosas, en su cabeza y en su entorno, y reconoce que el toreo es lo que ahora le tiene «motivado e ilusionado». Adelantó que no toreará la corrida del Domingo de Resurrección en La Maestranza de Sevilla, donde sí estará dos tardes en la Feria de Abril de la misma manera que tiene comprometidas dos paseíllos en San Isidro, en Las Ventas de Madrid en el mes de mayo. A Valdemorillo y Ciudad Rodrigo, le seguirán Olivenza (3 de marzo), Castellón (9), Valencia (18), Almendralejo (23) y Arenas de San Pedro (24) en el primer gran mes del curso taurino.
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