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El convencimiento y la firmeza. La pureza y la verdad. Eso llevó a Fortes a crear una tarde mágica en Las Ventas que ha sido hasta el momento lo mejor de la feria de San Isidro. No ha habido toreo con más verdad, más asiento y más entrega. Y más mérito, por confiar y entregarse con un medio toro, su primero, que no invitaba a ninguna fiesta. En el toreo se marcan las distancias pasándose al toro más cerca que nadie y toreando más despacio que los demás. Y eso fue lo que hizo el malagueño en una faena maravillosa que no necesitó de trofeos para calar hondo, para impactar y para paladear el toreo. También para sentirlo y degustarlo.
El toreo asentado sobre las plantas de los pies. Atalonado. Citando siempre de frente y ofreciendo el pecho por delante con una verdad absoluta para saborear y aprovechar esas medias arrancadas que tuvo el toro de Arauz de Robles que aprovechó gracias a un convencimiento y una confianza absoluta. El toreo de manos bajas, ceñido y parsimonioso que aderezó con la personalidad de algunas de las suertes que le dieron a la obra un matiz de genialidad, improvisación y variedad que resultó una delicia. A Fortes le hacían falta las orejas para seguir reivindicándose en esa escalada que se ha marcado para salir del lugar del ostracismo injusto en el que se encuentra. Se lo está perdiendo el toreo. Nos los estamos perdiendo los aficionados. Sin la recompensa tangible para el torero, en Madrid lo hemos degustado.
La faena lo tuvo todo. Todo lo que ya ha leído y también la medida, tan poco frecuentada por los toreros del escalafón; y la estructura, menos habitual todavía. Desde el cadencioso inicio por alto hasta el cierre por ayudados deshaciendo el camino inicial que le llevó más allá del tercio, que fue donde firmó su obra. Ambos pasajes fueron igual de maravillosos que el toreo al natural de la faena. Y tantas y tantas cosas. Bajo los mismos parámetros, apliquen todo lo leído ante un toro más correoso, arisco, poderoso e incierto, el quinto. La firmeza para tratarlo como si fuera bueno resultó soberbia porque fue uno de esos que te encogen el alma. Por eso Madrid se rindió sin reservas. Ahora quien deben rendirse son las empresas para no privar al aficionado con un torero de una sobresaliente categoría. De momento ha dejado en ridículo a todas las que le están ninguneando.
LAS VENTAS, Madrid. Miércoles, 21 de mayo de 2025. 11ª de abono de San Isidro. Tres cuartos de entrada en los tendidos (16.687 espectadores). Toros de Arauz de Robles, de desigual e imponente presencia. Morenito de Aranda, silencio tras aviso y ovación tras aviso; Fortes, ovación y vuelta al ruedo; y Adrián de Torres, silencio tras aviso y silencio. Entre las cuadrillas, se desmonteró Iván García, que puso en pie a Las Ventas con un soberbio par al cuarto.
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