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Talavante sale por la puerta grande de La Glorieta. ALMEIDA
Eolo robó la tarde estrella

Eolo robó la tarde estrella

Un molesto viento condicionó el festejo más esperado, que contó con dos toros de categoría de El Puerto de San Lorenzo. Talavante gozó una barata puerta grande, Emilio de Justo dejó destellos de toreo caro y Roca Rey sufrió un cortocircuito en tarde espesa y sin ideas

Javier Lorenzo

Salamanca

Domingo, 17 de septiembre 2023

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La Ficha

  • LA GLORIETA Casi lleno en los tendidos. Sol y tarde fría, tarde cerrada tras el tercero.

  • GANADERÍA 3 toros de Puerto de Santa Lorenzo (2º, 3º y 4º) y 3 toros de La Ventana del Puerto. Noble con fondo de mansedumbre el 1º; con un buen pitón derecho el noble 2º; manso rajado el 3º que tuvo tres series de categoría; encastados y de gran interés los codiciosos 4º y 5º; deslucido el 6º.

  • DIESTROS

  • Alejandro Talavante. Turquesa y oro Gran estocada (oreja); y estocada defectuosa, trasera y tendida (oreja). Salió a hombros.

  • Emilio de Justo. Marino y oro Dos pinchazos y casi entera (saludos tras aviso); y estocada en el sótano y estocada (oreja tras dos avisos).

  • Roca Rey. Negro y plata Estocada defectuosa y cuatro descabellos (saludos tras aviso); y estocada (silencio tras aviso).

La tarde tuvo dos toros excepcionales y un invitado indeseado. Un viento que, aunque anunciado, nadie quería. Y se coló de rondón en la tarde de más expectación. Lleno sin «No hay billetes» en la taquilla y Eolo haciendo de las suyas en el ruedo. El peor enemigo para dominar los engaños y para calibrar la bravura. Y, aún así, pese esa dificultad emergió el efervescente juego de dos astados que cautivaron. Carafina y Jaquetón, cuarto y quinto, brillaron entre un encierro entero que de por sí fue una pintura, por su belleza. Si de guapos hay que hablar puede que ese Carafina sea hasta el momento el más bello de la Feria.

Despampanante, arrogante, cornidelantero, musculado, hondo, largo y bajo de hechuras. Todo armonía. Un trapío irreprochable. Se llevó unas tímidas palmas de salida que parecieron rácanas para tal escultura que hubiera servido de modelo para Sánchez Calzada. Y encima fue bueno. Se fue al relance de un capotazo en busca del caballo de Miguel Ángel Muñoz y, pese a cogerlo trasero, empujó con fortaleza. Cuando el montado abandonaba el coso, el toro, por su cuenta, y sin que nadie le citara, se arrancó de largo de nuevo a por él como si tuviera una afrenta pendiente. El piquero lo esperó con valor y sin enfilar la puya. Lo enceló Talavante, muleta en mano, con muletazos con la pierna flexionada donde el toro ya buscaba a los vuelos del engaño por abajo.

De repente un vendaval, cuando ya estaba fuera de las rayas de picar, envolvió a Talavante en la muleta sin saber ni por donde le venía. Hasta el toro pareció mirarle asustado. Y no fue tal porque lo que hizo Carafina fue sacar carácter cuando el diestro se vio obligado a buscar el refugio de las tablas. Codicioso, humillado en el remate de una tanda al natural en el que el diestro recortó la embestida y sacó la muleta por debajo de la pala del pitón, el toro se rebozó en torno a la figura de su matador con una majestad supina. Se embarulló Talavante con la diestra, pese a estar montada con la espada y tener mayor protección, pero al pacense no le fluyeron por ahí igual las ideas y cuando volvió a su mano, que es la zurda por excelencia —aunque ya no enamore tanto como antes— el pupilo de El Puerto demostró que lo que quería era mando, exigencia, poder. Cuando lo encontró sacó su fondo de codicia. Pidió guerra pero no siempre la encontró, el viento parecía arrebatársela de las manos. El pitón izquierdo del toro quedará en la retina.

Como la bravura contenida del quinto, Jaquetón. Otro toro cornidelantero y de preciosa lámina, lustroso y musculado. Se templó en los bellos lances con la pierna flexionada de recibo de Emilio de Justo que, sin embargo, no pudo rematar. Fue curioso como el toro, tras mansear sin disimulo en cuanto sintió la puya, después, en el segundo encuentro, se arrancó alegre y empujó con fijeza antes de hacer sonar el estribo. La buena brega de Morenito de Arles pareció abrirle un horizonte al que viajaba con entrega y recorrido.

En ese momento pareció templarse la tarde de repente. Un espejismo. La calma no duró un suspiro. Puede que no pareciera arriba lo que soplaba abajo. Transmitía y exigía igual el toro que el anterior. Quería comerse la muleta cuando acometía. Así lo demostró en las dos primeras tandas con la derecha. Cuando lo intentó con la zurda, en el primer embroque, el toro casi hace presa con el torero, que se libró de milagro. Tenía emoción, esperaba con arrogancia, vendiendo caras todas sus embestidas. Al torero le costó lanzarse porque no siempre se sintió dueño del vuelo de sus engaños.

Aún así le puso corazón. Insistió el de Torrejoncillo en una larga porfía y, pese a un desarme, terminó saliendo ganador del envite. Pero como ya había sucedido en el segundo, donde firmó los mejores muletazos de la tarde con la derecha —amén de los monumentales pases de pecho con los que abrochó todas y cada una de las series— lo tiró todo por la borda con la espada. Suya era la puerta grande, más valorada y conseguida que la que gozó Talavante por cortar una oreja por poco más que una certera estocada a su primero, en el que salió arrebatado, y una obra intermitente al citado cuarto al que mató muy mal.

Roca Rey se quedó más lejos de la puerta grande que nunca, en una actuación desdibujada, espesa y desconcertante. La peor imagen de quien había sido capaz de llenar la plaza, en una labor conformista, en la que tardó en ver la franca condición del tercero antes de que se rajase con estrépito y no supiera ni por donde meterle mano al deslucido sexto con el que tras andar obcecado en faena sin rumbo ni criterio pareció incapaz de imponerse para quitarle en gazapeo que le nubló aún más las ideas para entrar matar. Al gran ídolo del momento lo despidieron entre pitos. Eolo robó la tarde.

Alejandro talavante

7

Miguel Ángel Muñoz (Picador)

5

Manuel Cid (Picador)

5

Jesús Díaz «Fini» (Banderillero)

6

Miguelín Murillo (Banderillero)

6

Manuel Izquierdo (Banderillero)

6

LO MEJOR

  • La decisión y la actitud que mantuvo toda la tarde.

LO PEOR

  • La colocación de la espada en el 4º.

Emilio de justo

7

Germán González (Picador)

7

Juan Bernal (Picador)

6

Manuel Ángel Gómez (Banderillero)

6

Morenito de Arles (Banderillero)

6

José Manuel Pérez Valcarce (Banderillero)

6

LO MEJOR

  • Los monumentales pases de pecho de su primera faena.

LO PEOR

  • El mal uso de la espada en los dos toros que le cerró la puerta grande.

Roca rey

3

Sergio Molina (Picador)

S/C

José Manuel Quinta (Picador)

5

Francis Durán «Viruta» (Banderillero)

5

Paco Algaba (Banderillero)

3

Antonio Chacón (Banderillero)

8

LO MEJOR

  • El tirón taquillero.

LO PEOR

  • La falta de ideas en una tarde desafortunada.

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