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Zenet trae el 14 de febrero al Teatro Liceo de Salamanca su gira “La Guapería”.
Zenet: “En Salamanca daré un salto al vacío”

Zenet: “En Salamanca daré un salto al vacío”

El músico y actor ofrecerá el 14 de febrero un concierto en el Teatro Liceo dentro de su gira “La Guapería”

Martes, 4 de febrero 2020, 13:03

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El malagueño Zenet regresa a Salamanca con “La Guapería”, donde revisa el cancionero cubano. La cita es el 14 de febrero en el Teatro Liceo.

–¿Qué formato de “La Guapería” trae a Salamanca?

–Hemos escogido uno muy especial para ir el Día de San Valentín a Salamanca. Hay un formato que es piano y voz, nada más y a pecho descubierto, que a mí me fascina. Es un salto al vacío y solo lo he realizado otra vez, con el maestro Pepe Rivero. La propuesta es muy cubana. Es un espectáculo en sí ver tocar el piano al maestro Rivero y estar mano a mano los dos me parece fantástico.

–La gira está llegando a su fin.

–Hemos tocado al aire libre en festivales, hemos estado en Cuba recogiendo un premio, hemos ido a México y hemos colgado el cartel de “No hay entradas” en muchos sitios. Y ahora estamos cerrando y rematando el proyecto de “La Guapería”.

–Interpreta obras maestras escogidas entre los boleros cubanos y perlas antiguas de las big bands caribeñas.

–Es una rareza dentro de mi carrera porque generalmente siempre hacemos temas originales. Me tiré al fango y todo vino por la seguridad que me daban mis compañeros Manuel Machado (trompeta) y Pepe Rivero. Me decían que cuándo iba a hacer algún bolero y yo respondía que no me pegaba nada porque yo vengo del blues. No era mi mundo sonoro, pero al final les fui haciendo caso poco a poco. Les pedí que me dieran una lista con canciones que ellos escuchaban de pequeños en su Cuba natal. Y a partir de ahí empecé a juguetear y a imaginarme cantando alguna de ellas. También a tomármelo en serio: me compré libros de boleros y a rellenar libretas de apuntes con títulos y referencias. El colofón fue tener un repertorio o playlist donde yo me manejaba. Y a partir de un momento tuve que ponerme a seleccionar temas, con dos criterios: la sonoridad y la letra. Y aprendí mucho. Me di cuenta de que las letras de los boleros son diferentes a partir de 1950, cuando no se utiliza ya tanto el lenguaje simbólico y la metáfora. Yo me sentía cómodo e identificado con el lenguaje más moderno, con Marta Valdés, Bola de Nieve, Celeste Mendoza, Olga Guillot... Y en el proceso de grabación, para la sonoridad, hice el viaje de trasladarme al pasado. En “Ansias locas” te da la sensación de que estás escuchando a alguien de los años 1940 y en “La palabra fin” parece que estás escuchando una introducción de Miles Davis haciendo un jazz contemporáneo, con arreglos muy crudos. En este juego, actúo con respeto después de conocer el camino de ida y el de vuelta.

“La propuesta es muy cubana, con piano y voz a pecho descubierto. Ver tocar al maestro Pepe Rivero es un espectáculo”

–Depuró mucho para armar “La Guapería”. Escuchó más de 1.500 canciones.

–Y cuando yo trinco “Devuélveme mis besos”, de Bola de Nieve, la escucho hasta la saciedad y hasta la locura. Me doy cuenta que tiene oculto un vals detrás. En este proceso le digo a Yelsy Heredia, el contrabajista cubano, que teníamos que potenciar ese descubrimiento. Y entramos en un proceso de estudio de la canción, donde jazzísticamente se le buscan los tres pies al gato. Y ese tema que originalmente está hecho con un piano y una voz, lo convertimos en un vals a tres de tempo, que para remate lo he podido colar en la serie “Hache”, de Netflix, donde hago un personaje que se parece muchísimo a Fran Domínguez, a quien rescato en el disco. Es un tipo con lentejuelas, con unas solapas anchísimas y que canta boleros en un bar de la mafia de los años 60.

–¿Qué tal se ha sentido en “Hache” volviendo a la interpretación?

–Verónica Fernández, la creadora de “Hache”, conocía mi trabajo como músico y como actor. Me había visto hacer “Morirás en Chafarinas”, “La ley de la frontera”, “El joven Picasso”... Y me fue muy fácil; parecía que el personaje había sido escrito para mí. Cuando me llamó, además, yo ya estaba haciendo “La Guapería” y le dije que había algún tema que podía encajar en la banda sonora. Y conseguimos que entraran “Imágenes”, de Fran Domínguez; “Devuélveme mis besos”, de Bola de Nieve, y que Pepe Rivero sea quien toque el piano en esa versión especial donde yo hago el playback.

“Escuché hasta la saciedad “Devuélveme mis besos”, de Bola de Nieve, y me di cuenta de que tenía un vals oculto”

–Fue a La Habana a recoger el premio Cubadisco 2019 y actuó. ¿Le pesó el respeto?

–Cuando me dieron el premio, temblaba. No me lo podía creer. Hacía bastante tiempo que no iba a Cuba. Vi una isla más cansada y degradada que hace diez o quince años. Pero también vi en el Teatro Bertolt Brecht, señoras en la primera fila golpeándose el pecho cuando me miraban actuar y fue algo acongojante, muy emotivo y muy especial.

–Se pone elegante para salir al escenario.

–Forma parte de ese personaje que me gusta que sea en tercera persona, que se lleva los honores y le suceden cosas, autobiográficas o no. Soy como el literato que coloca en un personaje cosas que le gustaría que le sucedieran, que le han pasado o que no quiere que le pasen. Y esas tres cosas siempre están en ese tipo que encuentra debajo del sombrero encima del escenario. Me viene bien ese distanciamiento. Cuando termina el show me quito el traje y el sombrero y soy yo mismo, con mi pan mojado en la salsa y con mi vida de padre.

–Ha dejado de ser un crápula y se ha convertido en un tipo formal que ni bebe, ni fuma...

–Llegó un punto en mi vida en que iba directo al hoyo, pero ese saber y poder parar me ha llevado a un ciclo nuevo donde estoy recogiendo los beneficios de haberlo hecho. Es una transformación profunda y un tomarme las cosas de forma diferente. Tengo otra forma de ver la vida. Es una forma de entenderte y conocerte a ti mismo, de manera diferente; no como siempre has creído que eras. Como decían los antiguos griegos es necesaria una “muerte” para renacer.

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