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«Es significativa la primera mención en la prensa salmantina de estas estudiantinas, datada en 1852, lo que sugiere que en Salamanca –ciudad universitaria señera– ya se habían reactivado tales agrupaciones antes de la mitad del siglo XIX». Pero «la tradición de los estudiantes trovadores tiene sus raíces en los albores de las primeras universidades españolas, en el siglo XIII. Ciudades como Palencia, Salamanca o Valladolid –que albergaron los primeros Estudios Generales en los siglos XII y XIII– ya contaban con estudiantes pobres que cantaban a cambio de comida o limosna, sentando las bases de lo que con el tiempo sería la tuna. Existen referencias literarias del Siglo de Oro y el Barroco que aluden a esta figura del estudiante músico vagabundo e incluso el origen etimológico del término tuno o tunante se remonta a documentos del siglo XVII«. Es parte del análisis histórico que acompaña al expediente que acaba de incoar la Dirección General de Patrimonio Cultural del Castilla y León para la declaración de la tuna como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial, una consideración que lo equipará con los grandes monumentos de la Comunidad.
Los bienes del Patrimonio Cultural de Castilla y León declarados de interés cultural son «los que reúnan de forma singular y relevante valores materiales o inmateriales, ya sean históricos, artísticos, arquitectónicos, arqueológicos, paisajísticos, etnológicos, industriales, científicos, técnicos, así como los paleontológicos relacionados con la historia de la humanidad», según recoge la Ley de Patrimonio Cultural. Y, dentro de estos, «Se consideran bienes inmateriales los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural». En ese apartado es en el que estudia la Consejería de Cultura incluir a las tunas.
Según expone la propia dirección, «las tunas en Castilla y León son una tradición viva, integrada en el pulso cotidiano de las ciudades universitarias y a la vez portadora de la memoria histórica de las mismas, promoviendo valores como el compañerismo, la amistad y la inclusión entre sus miembros, fomentando la colaboración entre estudiantes de distintos orígenes y reforzando la cohesión de la comunidad universitaria».
En el anuncio publicado en el Boletín Oficial de Castilla y León este lunes, la Junta apunta que en Castilla y León alberga actualmente «entre 20 y 30 tunas universitarias activas o con actividad reciente, distribuidas por todas sus provincias». Entre ellas, se incluye tunas masculinas, femeninas y las llamadas «cuarentunas», formadas por antiguos tunos.
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