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Carmelo González, presidente de CETM. ALMEIDA
ENTREVISTA

«El transporte de Salamanca tiene una posición de privilegio gracias al Puerto Seco»

Carmelo González dirige la principal confederación española del sector del transporte por carretera

Belén Hernández

Salamanca

Domingo, 29 de junio 2025, 17:56

Ocupa desde hace poco más de un mes la presidencia de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), la principal organización empresarial del sector. Visita la ciudad para participar en las jornadas de Aestradis, donde ha puesto de relieve la proyección de la provincia para el colectivo gracias al Puerto Seco y su ubicación en el Corredor Atlántico.

Durante la pandemia el transporte fue declarado esencial. ¿Qué ha cambiado desde entonces para que ahora reclamen reconocimiento institucional?

—No ha cambiado nada. La realidad es que en pandemia, y en otros momentos, éramos héroes, y ahora estorbamos en la carretera. El transporte no importa, no se tiene en cuenta. Por eso lo que pedimos es un reconocimiento y situar al transporte donde debe estar, empezando por nosotros mismos: que asumamos la importancia que tiene esta actividad en la economía del país.

¿Sienten que las administraciones han olvidado la importancia estratégica que se ha demostrado tantas veces del transporte de mercancías?

—Bueno, en la interlocución, aparentemente no, porque se mantiene. Pero en los actos económicos de atención al sector sí se nota un desfase. Ahora mismo el protagonista de todo es el ferrocarril, y la carretera, pues ahí está. Hoy se ha vuelto a hablar de 400 millones para renovación de flotas y 50 millones más, pero llevamos hablando de eso desde hace dos años. Me gustaría que las empresas fuésemos autosuficientes, que generásemos la tesorería suficiente para acometer estos cambios, pero no es así. Por eso pedimos a la Administración que establezca medidas para que el transporte por carretera —que en España representa cerca del 96%— siga siendo importante para el futuro económico del país.

Sobre la falta de profesionales, asegura que se necesitan 30.000 conductores en España.

—Son casi un 10% del total. Y el problema es el envejecimiento de la plantilla. Hablamos de edades medias en flota de 53 a 55 años, por lo que estamos a pocos años de enfrentarnos a una grave falta de relevo generacional. Es una actividad dura, con riesgo y con desarraigo familiar. Lo que buscamos es ver si las empresas, los cargadores, todos los implicados en la cadena logística, conseguimos que esta profesión, aun siendo exigente, resulte más atractiva y flexible.

¿Cómo pretenden lograrlo?

—Tenemos que mejorar la estructura empresarial para tener más capacidad de comercialización. Por ejemplo, llegar a acuerdos de colaboración en los que un chófer que sale de Madrid pueda llegar a la frontera española y otra empresa colaboradora —conocida o asociada— se encargue del siguiente trayecto hasta Alemania. Esto suena muy bien sobre el papel, pero hay que empezar a trabajar en esa línea, para que el profesional de larga distancia pueda estar en casa los fines de semana. También debemos ir a colegios e institutos a hablar del transporte y del papel clave que desempeña. Los propios transportistas tenemos que transmitir una buena imagen del sector.

Habla de una FP especializada en transporte y la posibilidad de finalizar el ciclo con un carné de conducir. ¿En qué consiste?

—Ya existe una FP de Logística y Transporte. Lo que hace falta es que el profesional que termine su formación salga con el carné de conducir adecuado y el CAP aprobado. Luego, las empresas transportistas deberíamos comprometernos a proporcionarles la experiencia práctica necesaria.

Otro de los retos del transporte es el aumento fiscal. ¿De qué manera les impacta?

—De forma brutal en nuestros costes. Por eso nos oponemos al incremento de la fiscalidad del gasóleo para equipararla a la gasolina, como se ha planteado. Incluso se nos dice que es una imposición de Bruselas, lo cual no es cierto. Es simplemente una necesidad del país de recaudar. También exigimos que lo recaudado vuelva al sector directamente, para, por ejemplo, arreglar las carreteras, que están en condiciones vergonzosas. Pedimos más inversión, también privada, en aparcamientos seguros donde los conductores puedan descansar con tranquilidad. El incremento de robos en el sector es brutal. Y el problema no es solo que se roben las mercancías: es que ya se amenaza directamente a nuestros profesionales.

¿Qué posición tiene el sector del transporte en la provincia, que busca ser un nodo logístico relevante?

—El sector en Salamanca tiene una posición privilegiada gracias a la inminente puesta en marcha del Puerto Seco y a su inclusión en el Corredor Atlántico. Esto dará visibilidad a la provincia y facilitará una conexión más fluida con Portugal, e incluso con Madrid. Ya se está hablando del corredor ferroviario Valencia-Madrid-Sines (Lisboa). Todo este núcleo logístico dará soporte no solo a graneles, sino también a contenedores. Creo que será vital para que la industria cuente con un apoyo sólido en la cadena logística, que es fundamental. Hay muchas compañías que producen excelentes bienes, pero fallan en logística. El Puerto Seco, por tanto, abre un futuro prometedor.

También hay otros puertos secos no muy lejos de aquí.

—Es cierto, pero la ubicación de Salamanca, dentro del Corredor Atlántico que el Gobierno está impulsando, le dará mayor solidez. También los empresarios debemos aportar ese impulso para que este proyecto coja fuerza.

Sobre la transición ecológica, que les afecta de lleno, ¿qué riesgos implica para el sector?

—Los riesgos de las medidas para la transición ecológica son enormes, sobre todo si se aplican de forma demasiado rápida. Queremos que los plazos se alarguen. No hay equipos suficientes para cubrir la corta y larga distancia. Necesitamos un mix energético: eléctrico, hidrógeno o amoníaco, que ya se está probando en muchos lugares. El objetivo debe ser la descarbonización, no solo la electrificación. Pedimos ayudas para renovar flota, no solo hacia emisiones cero, sino también para pasar de vehículos Euro 3, 4 o incluso Euro 5 a Euro 6. Eso también reduce el consumo y es una forma de descarbonizar. Defendemos la neutralidad tecnológica y que el HVO no esté penalizado fiscalmente. Además, la normativa de movilidad debe armonizarse entre ciudades, para que un camión que entra en Salamanca pueda entrar también en Ávila. La baja productividad de las flotas es clave para la competitividad.

¿Cómo se imagina el transporte dentro de 10 años?

—No tenemos una bola de cristal, aunque sí hemos visto muchos cambios en los últimos años, sobre todo desde 2022. Pero aún nos queda mucho camino por recorrer, especialmente en lo que respecta a la vida de los profesionales, la tecnología y la digitalización. Avanzaremos, porque la sociedad cambia. Creo que caminaremos hacia estructuras empresariales más sólidas que nos permitan comercializar mejor. No digo que una empresa deba tener mil camiones, tal vez solo necesite un ajuste comercial, donde una empresa se dedique a buscar viajes y colaboraciones para otras. Vamos hacia eso: mejorar la comercialización, optimizar las compras y atender las necesidades tecnológicas, tanto digitales como logísticas. Ese es el futuro que yo imagino.

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